Pasada la resaca de Nimes y Sevilla apetece, a estas alturas, reflexionar al respecto. La actuación de José Tomas en Francia fue definitoria. Volvió el torero que yo recordaba...
Pasada la resaca de Nimes y Sevilla apetece, a estas alturas, reflexionar al respecto.
La actuación de José Tomás en Francia fue definitoria.
Volvió el torero que yo recordaba de finales de los 90, el que TOREABA y no el que dejaba pasar al toro, sin ton ni son, como un tren cerca de su cuerpo y que más veces andaba por el aire que con los pies en el suelo. Este es José Tomas... SENSACIONAL pero... ¿hay vida después de Tomás?, ¿sólo de Tomás vive la Fiesta?... rotundamente no.
Lo de Manzanares en Sevilla avala mis palabras. Lo vivido en la Maestranza garantiza la continuidad de la Fiesta de los toros. Una figura, lesionada, a portagayola dos veces, sin necesidad... sin ninguna necesidad... dos faenas, distintas. Una honda, otra natural... El público en pie en muchos momentos de la lidia y los silencios maestrantes derramándose incluso hasta el momento en que en la punta del descabello podía escaparse la Puerta del Príncipe,Puerta que atraviesa como la de su casa.., es que es su Casa. Puerta que su padre atravesó sin cortar ni una oreja a hombros de sus propios compañeros... ¿alguien da más?. Manzanares hereda sabiduría, elegancia, distinción, es sin duda, un dandy del toreo que entra en nuestra alma de aficionados hasta dejarnos exhaustos de sensaciones...
Hay una vida maravillosa después de José Tomás... o mejor, durante José Tomás.... el hombre no solo vive de pan, la Fiesta no solo vive de Tomás, la Fiesta vive por obra y gracia de toreros como estos que nos hicieron levitar en Nimes y Sevilla. ¿Para cuando el mano a mano?.
Por Juan Belmonte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario