La novillada final de las Colombinas fue accidentada.
Se produjeron en su desarrollo algunas circunstancias anormales que obligan a una reflexión. El quinto de Cayetano Muñoz fue un manso de carretas, como los que han salido siempre a las plazas de toros. En estos tiempos no es habitual ver a ese tipo de reses, de forma que los públicos no están acostumbrados a ellos. Si además, ese tipo de novillo cae en el lote del torero local, se explica que la plaza se levantara enfurecida. Pedía su devolución, lo que no procedía porque a los mansos no se les puede devolver a los corrales. Hubo insultos al presidente, que por una vez había estado en su sitio. Así las cosas, se decidió soltar al sobrero para aplacar a las masas. Un detalle antirreglamentario y que sienta un mal precedente. ¿Se lidiarán sobreros en Huelva siempre que una res sea muy mansa? ¿O ese privilegio solo quedará reservado cuando el manso le toque a un torero local? Si el manso lo sortea alguno de los compañeros de David de Miranda, puedo asegurar que no hay sobrero.
En este caso late sobre todo la tremenda falta de educación taurina que se ha instalado en las plazas. Hace 30 años nadie hubiera protestado al manso. Es más, uno de los alicientes que tenía la lidia era comprobar si un diestro estaba capacitado para ponerse delante de un manso. De ahí viene eso de que los mansos tienen su lidia. Pero estamos en otros tiempos y la incultura taurina es muy grande. Me acuso, en mis cortos medios, de ser uno de los culpables, aunque tienen más culpas los medios de comunicación que llevan años intentando inculcar que aquí lo importante es que el público se divierta, que no son capaces de llamar a las cosas por su nombre, que incitan a los indultos, que aprueban bajonazos como buenas estocadas, que intentan soslayar la realidad porque piensan que así están ayudando a la Fiesta. Y la masa que los escucha en radio y televisión, hace suyas las ideas y luego pasan cosas como las de Huelva.
La empresa y la autoridad han encontrado un resquicio para justificar que se vulnere el Reglamento con aquello de que lo consienten para evitar una alteración del orden público. A los públicos hay que educarlos, porque por desgracia sus conocimientos de la materia son escasos. No me gusta esgrimir el Reglamento como un articulado inflexible, pero mientras exista debe ser cumplido. Y si no sirva, que se elimine.
También se vulneró el Reglamento en la salida a hombros por la Puerta Grande de David de Miranda. Está perfectamente reglamentado que cuando se lidian tres reses hay que cortar tres orejas. Pienso que el manso quinto cuenta un animal lidiado, porque ya sería el colmo que se quisiera eliminar del festejo como si no hubiera salido a la plaza.
Carlos Crivell .http://sevillatoro.blogspot.com.es/
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