“Un hombre que no arriesga nada por sus ideas,o no valen nada sus ideas,o no vale nada el hombre”- Platón.
Corridas decepcionantes siempre ha habido y seguirán existiendo. Forma parte del espectáculo, del ambiente...ir con eso en el estómago y no saber que se va a encontrar uno es verdaderamente mágico, apasionante desde luego. Esa ilusión, esas ganas y luego ese cabreo o decepción, en caso de no salir aquello como uno sueña, es toda una montaña rusa de emociones que te empuja a seguir con ese runrún en la mente y el anhelo en el alma de volver a los toros. Seguir viendo toros, seguir viendo toreros. En todos los espectáculos hay victorias y derrotas, hay imprevistos, hay gestas, hay decepciones, hay éxitos y hay “tragedias” (que en el caso de la fiesta, es una tragedia real puesto que la muerte está presente).
La gente se mueve por emociones y el interés del buen aficionado en una corrida es verla y analizarla, todo tiene su análisis, lo malo y lo bueno, saber ver cada cosa, distinguirla, debatir, ver cosas distintas, conocer, aprender...siempre hay cosas que ver y es todo un disfrute, nada más que por todo lo que rodea a la propia fiesta es ya un espectáculo que da gusto vivir. La encerrona de #Morante con 6 toros de ganaderia_prieto de la cal en la real plaza de el puerto marca el único camino para la supervivencia de la tauromaquia de cara al futuro, independientemente de que en esta ocasión todo saliera mal. Toros que no hicieron honor a su nombre y un torero que mostró apatía en el ruedo (inexplicablemente). Las tardes malas existen igual que las buenas, dicho lo cual, no se puede criminalizar ni vetar a ganaderías, toreros o encastes. La fiesta es todo y si todo no tiene cabida ni vale,ni es fiesta ni es nada y quien quiera saber porqué que se coja “El Cossío”.
Se está llevando a cabo en redes sociales todo un ejercicio de demagogia, maldad y estupidez de los “liendres” de turno que desde el principio deseaban que todo saliera mal, sin embargo, no abren boca con todas las malas corridas de lo que hoy llaman “comercial” que nos hemos tenido que tragar...por cierto, el sobrero de Parladé (Domecq) se echó en plena lidia.
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