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miércoles, 4 de enero de 2017

MODERNIZACIÓN DE LA TAUROMAQUIA

 Debate para eliminar “sangre innecesaria” del toro.

“¿Cómo justificó y explicó a mis hijos que un espectáculo con raíces culturales, medioambientales y económicas, en el que se produce la muerte de un animal, es un elemento cultural? Ese es el problema. Necesitamos hacer pedagogía porque la tauromaquia es algo más que una sencilla e importante corrida de toros. Y lo curioso es que el sector plantea inquietudes, pero nadie hace nada. Yo estoy convencido de que se deben producir cambios para responder a los enemigos de la fiesta y nos entienda la sociedad en su conjunto. Sin perder la esencia podríamos abrir un debate para eliminar la sangre innecesaria, que no es un espectáculo agradable para nadie. No queremos imponer nada, no hay prisa, pero este es un asunto que debemos abordar para humanizar y modernizar la fiesta de los toros. ¿No te parece?
Quien habla es un alto cargo de la Junta de Andalucía, en el curso de una charla informal, en la que reflexiona sobre el momento que atraviesa la tauromaquia. Prefiere que se omita de momento su nombre para evitar polémicas innecesarias, pero no se opone a que se conozcan sus opiniones, persuadido, como dice estar, de la urgencia de afrontar los cambios
.El Gobierno de Andalucía es el único que cuenta con una partida presupuestaria para los toros, cifrada para el año 2017 en 100.000 euros, que se dedican, fundamentalmente, a las escuelas taurinas.
 Defendemos la fiesta, y lo hacemos a pesar de las distintas sensibilidades que sabes que existen en el seno del Partido Socialista sobre la fiesta. Pero no pretendemos ser protagonistas. No es nuestro papel. Queremos ayudar, y entendemos que este momento debemos recoger las inquietudes del sector y buscar alternativas. Yo soy de los que opinan que si no modernizamos el mundo de toro, fracasaremos”.
“De momento, lo que estamos haciendo es hablar con todos los afectados -toreros, ganaderos, empresarios, etc- y, fíjate, que todos están de acuerdo en que el sector se debe mover, se debe actualizar, o modernizar, llámalo como quieras, pero nadie sabe qué se puede hacer, y, lo que es más grave, nadie quiere dar el primer paso”.
“Ese empuje inicial corresponde a la Junta de Andalucía. Ya sé que en alguna reunión del Consejo Asesor Taurino de Andalucía (CATA) se ha hablado de la necesidad de reformar la normativa sobre los festejos populares y las escuelas taurinas, y me parece muy bien. Hay que tener en cuenta que los primeros suponen más del cincuenta por ciento de los espectáculos que se celebran en Andalucía, y que están en funcionamiento 26 escuelas.
 Mi opinión, por ejemplo, es que se debería retomar aquella iniciativa del Ministerio de Educación para incluir en la Formación Profesional un curso de capacitación para ejercer como novillero, subalterno a pie o a caballo y actividades agrícolas. ¿Por qué no? Son muchos los chavales que actualmente reciben formación en las escuelas taurinas y habría que ofrecerles un título que les acredite para el ejercicio de la profesión y los especialice, en su caso, en las distintas actividades agropecuarias. El futuro solo será posible si somos capaces de contar con personas muy bien formadas”.
“Pero lo que más preocupa es la reforma del Reglamento Taurino. Andalucía debe liderar la actualización de la normativa y ofrecer respuestas a las interrogantes que hoy plantea la tauromaquia. La fiesta ha sido siempre un espectáculo en constante evolución, y así debe seguir siendo. El debate sobre la sangre está ahí, pero no es el único. A veces, la muerte final del animal se convierte en un espectáculo poco edificante con el reiterado mal uso del descabello y la puntilla". 
"Hay soluciones y debemos buscarlas. Nos quejamos de que las corridas son interminables. ¿Se pueden reducir los tercios? ¿Se puede utilizar un caballo en lugar de dos? ¿Qué sentido tienen hoy las banderillas negras? ¿Y las orejas como trozos de carne sanguinolentos? ¿Se podrían sustituir por otro premio?”.“En definitiva, debemos proteger más al toro; la fiesta debe responder a la sensibilidad del siglo XXI, de tal modo que la sociedad en general, el espectador y el propio aficionado mejoren su percepción sobre la misma. Solo mediante la reforma podremos hacer pedagogía, y explicar a nuestros hijos que la tauromaquia es un patrimonio cultural”.

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