La gran alternativa tuvo lugar el 16 de marzo de 1919 en la Monumental de Barcelona, cediéndole su cuñado José la muerte de “Buñolero”, perteneciente a la ganadería de los Herederos de Vicente Martínez, completando la terna Juan Belmonte.
El interés por presenciar el espectáculo era muy grande, ya que a pesar de la huelga general convocada por las organizaciones anarcosindicalistas que había dejado la ciudad sin circulación de tranvías, la plaza se llenó.
Sánchez Mejías evidenció, sobre todo, un gran conocimiento de las reses y una depurada técnica para sacarles todo lo positivo.
La fulminante estocada que le recetó a “Buñolero” le posibilitó pasear su primera oreja como matador. Al sexto de la función le colocaron los garapullos entre “Gallito” y el nuevo doctor en tauromaquia, ejecutando éste posteriormente una faena lucida donde sobresalieron los naturales y los adornos variados en la parte final de la misma.
Después de liquidar al cornúpeta de los hijos de Vicente Martínez de pinchazo, estocada corta y descabello, fue aclamado por el público, que acabó por llevárselo en volandas.
Polifacético como ninguno, torero reconocido dentro y fuera de los ruedos,
Sánchez Mejías, una personalidad el todo singular, hecha a sí mismo y que conoció en vida el éxito. En el fondo, la fatal tarde de Manzanares, dentro de su trayectoria vital, ocupa el lugar propio de un dramático accidente en el camino, porque no necesitaba de ella para entrar en los Anales de la Tauromaquia.
Mecenas y amigo de la intelectualidad de su época, conferenciante ilustre, autor de teatro… pero, sobre todo, vocacionalmente torero, nacido y crecido a la vera de Joselito.
D. Ventura, crítico de la época, dijo de él que se inventaba el peligro.
Arrogante y altivo como persona, fue un torero que no gozó ni de la simpatía ni del fervor popular que tenía que ganarse tarde a tarde a base de espectacularidad, un riesgo sin límite y una valentía fuera de lo común que rozaba el heroísmo.
El arte visto desde otro punto de vista que adquiriera tal vez por su dilatado aprendizaje en ambos escalafones además de compartir multitud de tardes junto a los dos mejores toreros de todos los tiempos, Joselito y Belmonte.
"Cuando se anunció la alternativa de esté
diestro, qué de protestas; y manoteos hubo en el patio
Laurino! No sería imitador de toros per propios méritos, sino merced a las imposiciones insoportables de
su cuñado Joselito. Mejías no era un tortero simpático
a la Opinión.
Novillero en dos etapas muy cortas y muy
remotas entre sí, la segunda se componía de unas cuantas novilladas que toreó el año pasado en Sevilla, 'Córdoba, Écija y Aracena, iba a entrar de matute en La
mueva categoría; Joselito lo impondría a las empresas
centra, viento y marea..."
"Este, torero ha traído algo nuevo a la fiesta de los
toros: la exageración del peligro ; más aún : la creación del peligro. Una y otra tarde se ha complacido en
llevar a los astados a los terrenos más peligrosos para
exponer más; cuando no podía haber emoción, la ha
buscado él ; ha procurado él que la hubiera, inventando el peligro; no ha querido nunca que los públicos
se sintieran defraudados, dejando un resquicio abierto
a la censura, que tanto se cebó en él al comenzar la temporada, y como a muchas plazas ha ido' a torear
solamente una corrida y no le quedaba el recurso de desquitarse si estaba mal, todos los días ha puesto a
ta superficie el caudal de que puede disponer.
Es evidente que Joselito le llevó de la mano hasta el
camino que había de emprender y que le facilitó el
acceso; pero luego se posesionó del terreno por propios méritos, haciéndolo suyo, muy suyo, y defendiéndolo a costa de su san¡gre"
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