El toreo de culto de Finito y un gran Fuente Ymbro
En el toreo como en los vinos lo añejo se valora. Por eso Finito de Córdoba que guarda las esencias, a pesar de su presencia casi testimonial en los ruedos durante muchos años, ha vuelto, de repente, y como sustituto de Emilio de Justo, ha alumbrar en la plaza en la que allá en 1989 nos deslumbró como novillero. Se llevó un gran lote de la buenísima corrida de Fuente Ymbro y nos regaló en ambos toros un toreo caro, de cadencia, relajado. Naturales de seda y redondos profundos, con remates de cartel de toros. La oreja que cortó al cuarto es solo un despojo. El toreo caro solo se premia con el recuerdo. Sí, Finito, torero de culto
Román encontró a Damasco, uno de los toros más encastados que veremos esta temporada. No era fácil atemperar aquel volcán de embestidas y mucho menos templarlas. Román. a veces amontonado pero muy dispuesto, le corrió la mano cuanto quiso, en momentos con hondura y mando y otras más destemplado. Pero la faena tuvo vibración. Con el triunfo en la mano se lo dejo ir con la espada, al borde del tercer aviso. Otros dos escuchó en el quinto donde fue a mas, como el toro.
Ginés Marín abrevió con el toro malo de la buena cporrida, eñl tercero y fue creciendpo en la faena al sexto, especialmente en el toreo sobre la mano derecha. Otra vez la espada evitó el premio. Y es que ayer se escucharon ocho avisos. El pecado de las faenas interminables
Plaza de Valencia. Décima y última corrida. Media entrada. Toros de FUENTE YMBRO (7), casi todos se emplearon en los engaños y el segundo fue un toro encastadísimo al que se le dio la vuelta al ruedo. FINITO DE CÓRDOBA (8), de burdeos y oro. Estocada que atraviesa. Dos avisos (saludos). Pinchazo y estocada desprendida (una oreja). ROMÁN (6), de corinto y oro. Pinchazo, estocada que atraviesa y cinco descabellos. Dos avisos (saludos). Tres pinchazos, estocada y dos descabellos. Dos avisos (saludos). GINÉS MARÍN (6), de azul y oro. Pinchazo hondo y descabello (silencio). Estocada y cuatro descabellos. Dos avisos (saludos).
En el toreo como en los vinos lo añejo se valora. Por eso Finito de Córdoba que guarda las esencias, a pesar de su presencia casi testimonial en los ruedos durante muchos años, ha vuelto, de repente, y como sustituto de Emilio de Justo, ha alumbrar en la plaza en la que allá en 1989 nos deslumbró como novillero. Se llevó un gran lote de la buenísima corrida de Fuente Ymbro y nos regaló en ambos toros un toreo caro, de cadencia, relajado. Naturales de seda y redondos profundos, con remates de cartel de toros. La oreja que cortó al cuarto es solo un despojo. El toreo caro solo se premia con el recuerdo. Sí, Finito, torero de culto
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