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martes, 12 de abril de 2016

"El arte de Birlibirloque"

Texto íntegro del prólogo de Morante
"¡Quién me iba a decir a mí, cuando buscaba la explicación de los secretos del toreo, que esta me llegaría de la mano de un poeta! 
Aunque quién mejor que un poeta para explicar lo inexplicable", escribe Morante de la Puebla en el prólogo a la nueva edición de "El arte de Birlibirloque", de José Bergamín, que acaba de poner en las librerías la Editorial Renacimiento.
 El autor entiende el arte del toreo como "un puro juego inteligible, inteligible juego de prestidigitación", un juego basado en un "cara y cruz, frente a frente, juntas y separadas en el peligro, la muerte y la vida; sombra y sol: como el torero con el toro... si se juntan es para poder separarse; y a la inversa: para ganarlo o perderlo todo; a cara y cruz que es como lo juega uno el todo por el todo".


“Don José, he leído su libro... To... to... totalmente de acuerdo”. 
Con estas mismas palabras con las que Juan Belmonte felicitó al autor de este libro, aquel día en que Bergamín creyó que el Pasmo de Triana al verlo por primera vez, después de publicar El arte de Birlibirloque, le formaría un escándalo, no por la manifiesta devoción del poeta por Joselito el Gallo, sino por el antibelmontismo que hay en estas páginas, yo podría resumir lo que la lectura de este gran libro ha supuesto para mí.
--don José, totalmente de acuerdo...
Aunque considero que El arte de Birlibirloque es un libro difícil de entender, para mí ha sido un gran descubrimiento, porque al ir leyéndolo he ido poniéndoles palabras a mis sentimientos como torero, esos sentimientos que hasta entonces no había sabido explicarme.
 Para mí, este libro ha supuesto un despertar espiritual en mi concepción artística, y llegó a mis manos de pura casualidad, curioseando en un listado de libros antiguos, de esos que te mandan por debajo de la puerta de tu casa y recoges en el zaguán sin prestarles la mínima atención, y... ¡de pronto tenía entre mis manos la revelación! Una revelación que no se podría entender si estás cerrado a Dios, o al corazón, o a lo que tú creas que seas... Y es que la espiritualidad es algo que te llega con el tiempo. Quizá en otro momento este libro hubiese pasado desapercibido para mí, pero llegó en el momento justo. es más, ni siquiera recordaba que yo era amigo de Fernando, el hijo del autor, a quien llamé para contarle lo que me había pasado. En ese momento retomamos una amistad que, sin saber por qué, habíamos abandonado. Así que el libro también vino a devolverme un amigo, en el mismo instante en el que descubrí el profundo mensaje de su padre.
Si nos preguntamos por la razón que impulsó a Bergamín a escribir este libro, lo más probable es que esta fuera la de dejar claro y evidente que Joselito era el eje del toreo. Un eje que Bergamín veía peligrar al comprobar la reacción de los públicos que se rendían a la revolución belmontista, con un toreo nuevo donde su quietud, como principal argumento, provocaba el delirio de la afición. Así que el poeta tenía que dejar claro por qué Joselito era el arte real, el verdadero, el que no necesitaba del esfuerzo visible, el que brillaba con luz propia, y que en el toreo de Belmonte existía una tendencia clara a parar el toreo, pero no por valor, que por supuesto lo tenía, sino por sus limitadas condiciones físicas. 
Ahí está la famosa afirmación del Guerra en la que decía: “el que quiera verlo torear que se dé prisa, porque ese durará un suspiro”. El toreo de Belmonte debía de ser de mucho corazón y poca cabeza, puesto que los toros lo cogían todas las tardes, con el consiguiente entusiasmo de un público que suele emocionarse por todo aquello que sabe a peligro. Por lo tanto, Bergamín temía que el toreo derivara en un quietismo estático que supusiera la pérdida de todo arte en movimiento, del arte de Birlibirloque.
Dijo Nietzsche: “el individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado, pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”. Supongo que de esta forma se sentiría Bergamín al aguantar el peso de publicar este libro, ganándose un gran número de enemigos, dado que se vivía por aquellos años una verdadera apoteosis belmontista. Pero fue valiente y lo hizo. Lo hizo porque así lo sentía y porque no podía convivir con el confuso entendimiento del arte que por entonces se vivía. Eso lo entendemos bien quienes sufrimos el compromiso por demostrar la verdad, sabedores de que no todo el mundo lo comprende.
He hablado de “revelación artística”, pero este libro, además, me ha regalado una gratísima y sustanciosa sorpresa: conocer parte del pensamiento de un filósofo excepcional, Nietzsche. Solo una frase del alemán me bastaría para admirarlo, una frase que también resumiría en gran parte el arte de Birlibirloque: “La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura”. Una frase que resume en pocas palabras el camino que deberíamos seguir.
Por esas afirmaciones me muevo, como torero y, por lo tanto, como hombre, pues como decía  Belmonte: “Se torea como se es”. Y, aunque el torero pueda representar los valores del superhombre, el toreo como arte de Birlibirloque, para Bergamín –y también para mí–, es más bien un arte de geometría e inteligencia que tiene, como una vez me explicó alguien entendido en  filosofía, más de manifestación apolínea que dionisiaca. 
La magia del toreo es un juego medido y equilibrado, y a pesar de que a alguien le pueda parecer un espectáculo de índole circense, para torear bien hay que saber situarse en su correcta medida, como dice el autor: “la mitad es la distancia justa que equilibra todo el juego birlibirloquesco de torear”.
Por todo esto y por cuanto me ilumina este libro, dejo, en estas líneas, constancia de mi gratitud tras haberlo leído. ¡Quién me iba a decir a mí, cuando buscaba la explicación de los secretos del toreo, que esta me llegaría de la mano de un poeta! Aunque quién mejor que un poeta para explicar lo inexplicable.
Ojalá que esta nueva edición de El arte de Birlibirloque, que he tenido el honor de prologar con mi humilde y sincera opinión, sirva para alumbrar y guiar a los nuevos aficionados acerca del puro y verdadero sentido del arte de torear. Ojalá esta obra motive un nuevo período de renacimiento en el toreo. El que Bergamín y yo consideramos el verdadero.
►►El libro
Título: El arte de Birlibirloque
Autor: Bergamín, José
Fecha: Abril de 2016
Editorial Renacimiento
Colección: Los Cuatro Vientos, nº 99
Páginas: 184 págs.
Edición convencional:
--medidas 15×21 cm, cubierta rústica con solapas, plastificado mate.
--PVP: 16 €
--ISBN: 978-84-16685-21-9

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