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domingo, 6 de enero de 2013

OBSERVATORIO TAURINO: De las (posibles) medallas de las Bellas Artes



Si el arte -en su acepción más aceptada- es un vehículo para crear emociones, Paco Ojeda pertenece por derecho propio al elenco más selecto de creadores del último cuarto del siglo XX. Todas las quinielas apuntan que este torero histórico podría ser el siguiente acreedor de la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes que recibirá un torero en 2012.  El diestro sanluqueño destrozó los terrenos de las suertes y trazó una nueva geometría del toreo que permanece rabiosamente vigente.
Si el arte -en su acepción más aceptada- es un vehículo para crear emociones, Paco Ojeda pertenece por derecho propio al elenco más selecto de creadores del último cuarto del siglo XX. Todas las quinielas apuntan que este torero histórico podría ser el siguiente acreedor de la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes que recibirá un torero en 2012. El diestro sanluqueño destrozó los terrenos de las suertes y trazó una nueva geometría del toreo que permanece rabiosamente vigente.
Oro para empezar y terminar un año. Aunque algunas tribunas ya habían arremetido contra el ministro Wert por dejar a la fiesta de los toros fuera del reparto de medallas de las Bellas Artes, aún había dos guardadas en la talega del ministerio de Cultura con nombre de matador de toros. La noticia se fue confirmando sin que sonaran las doce campanadas que han dado matarile a este año, por tantas cosas, tan aciago. El maestro sevillano Diego Puerta recibirá a título póstumo -falleció el 30 de noviembre de 2011- la primera de estas preseas que según la costumbre no escrita iniciada en 1996 siempre habían tenido un sitio para el arte del toreo. Todo comenzó con la concesión de la primera medalla al Mérito en las Bellas Artes al gran Antonio Ordóñez, que inauguró una lista en la que, como en botica, ha habido de todo.
Ojeda está en todas las quinielas. El genial rondeño había recibido la Legión de Honor de Francia sólo un año antes. Y en el pais vecino, una vez más, nos daban sopas con honda en el reconocimiento de la Tauromaquia como hecho cultural y, sobre todo, como vehículo de expresión artística. El hipotético olvido de la gente de coleta -que parece haber sido subsanado con sorprendente y solvente celeridad- habría llegado en un momento muy inoportuno para una actividad que se encuentra en su particular travesía del desierto,  resistiendo a duras penas esos vientos abolicionistas a los que no siempre ha sabido responder. La conquista del Ministerio de Cultura por parte de las huestes del toreo -más alla de su mero valor simbólico- ha sido una de las victorias más decisivas de ese extinto G-10 que se atascó en otros fangales que se han quedado como estaban después de ese indisimulado fuego cruzado que ha salpicado a toda una profesión que escenificaba su irresoluble desunión. En esta tesitura debemos felicitarnos por ese nuevo rumor que aunque aún no es noticia señalaría a matador sanluqueño Paco Ojeda como propietario de las segunda medalla destinada al toreo, tal y como avanzó Pedro Javier Cáceres en Onda Cero. La concesión no se oficializará hasta el próximo Consejo de Ministros aunque el nombre del genio sanluqueño sería el más rutilante y lograría la absoluta unanimidad del planeta de los toros. Sea como fuere, el Ministerio no habría dejado este año cabos sueltos: al resto de candidatos barajados no les faltaría potencial: estaríamos hablando de Manuel Benítez El Cordobés, Ángel Peralta, Palomo Linares o César Rincón. Así sí.

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