Cuando sale el toro y pide los papeles sale también a relucir el enorme contraste entre el toro de lidia y la borrega de uso común en los llamados carteles de lujo. Exactamente lo que pasó hoy en la Maestranza con la desigual pero exigente corrida de Victorino.
El cuarto de la tarde era para jugarse la vida con él y a cambio recoger el premio de una plaza entregada. Si, entregada ayer a Antonio Ferrera que con ese tremendo ejemplar, ante el que una duda podía costar una cornada, se decidió a plantar una pelea a cara de perro. Toro y torero, cada uno en su ley, ofrecieron el inmenso espectáculo de la lidia sin reservas, de cada cual en su estrategia.
La faena era de todo o nada, de pelear con la muleta por delante y sin reservas mentales, así Ferrera venció la fiereza del Victorino hasta meterlo en la muleta y poderle en una demostración de que entre derechazos y naturales de látigo también hay belleza, la belleza de la verdad del toreo. Una faena inmensa de valor y recursos y en la que Ferrera hasta se permitió el lujo de trincherazos torerísimos en el epílogo. Una estocada de muerte que el toro se negaba a rendirse. Se echó finalmente. Y el premio, ¡una miserable oreja! en asombrosa decisión del palco. Pero la Maestranza se había rendido a Ferrera y ese premio vale por cien orejas. El torero, además tuvo el detalle de invitar en un par de banderillas al peón Manuel Montoliu cuando mañana se cumplen 25 años de la muerte de su padre en este ruedo.
Paco Ureña echó mano de recursos para entenderselas con el tercero y cuajar una faena de menos a más en la que hubo momentos brillantes en el toreo al natural de frente y una sólida argumentación de toda su labor. Una oreja de ley que no pudo cortar al sexto el más parado y desfondado de toda la corrida de Victorino. Manuel Escribano no pudo con la alevosa embestida del segundo y cuajó una faena templadita por debajo de la clase infinita del quinto.
Sevilla, sábado 29 de abril de 2017. Feria de Abril. Toros de Victorino Martín. Bien presentados y de variado e interesante juego. Destacaron, por buenos, 3º y 5º; y por duro, encastado y complicado, el 4º. Antonio Ferrera, ovación con saludos y oreja tras aviso con petición de la segunda; Manuel Escribano, silencio y ovación con saludos tras aviso; y Paco Ureña, oreja y silencio. Entrada: Lleno. Ferrera invitó a banderillear en el cuarto a José Manuel Montoliu, saludando montera en mano. El paseíllo fue amenizado con la interpretación del pasodoble "Manolete", en lugar del clásico "Plaza de la Maestranza". Tras el mismo, Manuel Escribano fue obligado a saludar montera en mano, invitando éste a sus dos compañeros a compartir los aplausos del público.
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