Veedor de toros de las máximas figuras del toreo
Miguel
Criado Barragán Domínguez Torres, hijo de legítimo matrimonio, como el mismo se
gustaba denominar, nació en la pedanía de El Rocío, término de Almonte, el día
17 de junio del año 1917; hijo de Miguel Criado Domínguez, maestro barbero del
popular barrio de San Lorenzo de Sevilla y de Sofía Barragán Torres, natural de
Almonte e hija de Juan Miguel Barragán Espinosa, al parecer, guarda del Coto de
Doñana y con domicilio en los chozos del paraje conocido en El Rocío como El
Acebuchal donde aún se conservan algunos, ocupados en la actualidad por el
Restaurante El Toruño.
Quiso el
destino que su padre Miguel (el barbero) se trasladase de Sevilla a Almonte
donde se estableció un periodo de tiempo indeterminado, conociendo a Sofía con
la que se caso, aportando esta al matrimonio una hija fruto de un matrimonio
anterior del que enviudó. De esta unión nacieron dos hijos varones, Lorenzo y
posteriormente Miguel. El motivo del nacimiento de Miguel en los chozos del Rocío
se debe a la costumbre ancestral que tenían las mujeres de esa época de ir a
parir a casa de sus padres, a donde se dirigió Sofía para alumbrar a sus hijos,
al cuidado de sus familiares.
En esta época,
su padre ya había vuelto a Sevilla, domiciliándose en la calle Valdés Leal, del
popular barrio de La Puerta del Arenal y volviendo a ejercer su profesión de
barbero en esta capital. Cliente habitual de su establecimiento era el que a la
sazón marcaría el futuro de Miguel en el mundo taurino. Fue Juan Belmonte, matador
de toros y máximo exponente de toda la torería de la época. Como consecuencia
de esta relación barbero-cliente y de simpatía que le profesaba, el gran maestro
se ofreció para, junto con su esposa, apadrinar al hijo que acababan de tener, bautizo
que se celebraría en la Iglesia Parroquial de la Villa de Almonte el día 17 de
Julio de 1917.
La infancia
y los primeros años de Miguel transcurren en su barrio del Arenal donde acude
al colegio (aunque poco) y se relaciona con los niños del barrio que soñaban
con algún día ser toreros. Más tarde comienza como aprendiz de barbero en la
barbería que regenta su padre hasta que por mediación de su padrino de pila
entra a trabajar como botones en las oficinas de la Plaza de Toros de la Real
Maestranza y, de esta forma, comienza su relación con el mundo taurino que
tanto le gusta.
Siendo ya un
mocetón, su padrino Juan Belmonte lo coloca
con él como ayuda de mozo de espadas, protagonizando una de las anécdotas que
el mas refería: "la primera vez que me llamaron Don Miguel, fue para
mandarme a la mierda". Estando toreando el maestro Belmonte, el
adolescente Miguel tuvo la osadía de indicarle por donde tenía que torear al
animal y volviéndose este le espetón "Vaya usted a la mierda, don
Miguel". Miguel toda su vida recordaría esta anécdota, porque no le
gustaba que le llamasen de don.
Después de
esta época como mozo de espadas de Juan Belmonte se coloca como mozo de espadas
y ayudante de D. Álvaro Domecq, con el que entabla una amistad que perdura hasta
el final de sus días, hasta el punto de que este junto con su esposa Da
Maripepa Romero se convierten en los padrinos de boda de Miguel y Teresa, además
de los padrinos de pila de su hijo Miguel; convirtiéndose de esta manera en
"compadres". Durante esta época compagina su trabajo con Álvaro
Domecq acompañando a Manuel Rodríguez "Manolete" en su estancia en Méjico,
ejerciendo con este las labores como ayuda de mozo de espadas y bajo las órdenes
de Camará, apoderado del maestro.
Durante esta
estancia en Méjico conoció en un hotel de la capital a un hombre que estaba
exiliado por sus ideas políticas y que se da la circunstancia de que ambos eran
primos y naturales de Almonte y ninguno conocía la existencia del otro. Este
exiliado al que Miguel conoció en Méjico no era otro que el genial periodista y
poeta almonteño Rafael Torres Endrina.
A
continuaci6n, Miguel trabajó en la empresa de toros de Sevilla con los Hermanos
Belmonte, siendo posteriormente, en al ano 1947, reclamado por la empresa de toros
de Madrid a las ordenes de José María Jaldón, empresario de dicha Plaza,
entrando a formar parte de dicha empresa como veedor y comprador de toros, cargo
que estuvo ejerciendo hasta la desaparici6n de dicha Empresa.
Compaginando
esta tarea en Madrid, ejerce como veedor de toros de las máximas figuras del
toreo de la época como Litri padre, Antonio Ordóñez (del que siempre comentaba
en la intimidad que era el torero mas completo que había visto en su vida), Julio
Aparicio, Manuel Benitez “El Cordobes”, etc.
En el ano
1956, la Casa de Misericordia de Pamplona lo nombra
asesor de su Junta para la organización de los Sanfermines, cargo que ejerció
como gerente hasta su muerte y del que actualmente es su hijo Miguel.
También
ejerció un tiempo como apoderado taurino con varios toreros como Gallardo, Chicuelo
y Marcelino; pero esta no era su verdadera vocación; ya que la verdadera pasión
de Miguel era el toro en el campo.
Contrae
matrimonio en Sevilla con Teresa Garrido García, hija de un maestro herrero de
La Puerta del Arenal y vecina del domicilio familiar de Miguel. Fruto de este
matrimonio nacen dos hijos: Miguel, actual gerente de la empresa de toros de
Pamplona y veterinario de la Real Maestranza de Sevilla, y Mª Teresa, gran
aficionada a los toros al igual que toda la familia.
Además de
todas sus múltiples virtudes como taurino, Miguel también en el plano personal
ha sido una persona sui generis, estando en posesión de una sabiduría que sólo
te da la Universidad de la Vida además de una gramática de la que tenían que
haber escrito un diccionario Potra-Español, Español-Potra.
Hombre muy
querido y admirado por todos los componentes del mundo taurino, es una de las páginas
más importantes de la Fiesta Nacional a lo largo
de todo el Siglo XX y albores del XXI. Maestro de maestros en el campo y en las
Plazas, ha sabido transmitir esta sapiencia a las futuras generaciones.
De su vida
se podrían contar innumerables anécdotas para lo que se necesitaría un libro. Libro que el nunca quiso, aunque se lo propusieron en varias ocasiones, que
escribieran contando sus vivencias, ya que él siempre decía que si las contaba
"podría arder en la sepultura".
Enamorado
del Rocío, era un gran devoto de la Virgen, a la que visitaba con frecuencia
durante todo el año, además de los días de la Romería, donde compartía anécdotas
y copas con los que el llamaba sus parientes almonteños: Curro Corona, Rosendo
Jiménez, Martín Pitito, etc.
El día 13 de
Agosto del ano 2003 y como consecuencia de una rápida enfermedad fallece en el
Hospital Virgen Macarena de Sevilla dejando al mundo de los toros huérfano del
que ha sido llamado "el último romántico del toreo" y a sus
innumerables amigos de su gracia y sapiencia personal.
1 comentario:
Acabo de leer su interesantísimo (y documentadísimo) apunte biográfico sobre la irrepetible (y enorme) figura de El Potra, y dice al principio que su padre era barbero en San Lorenzo. Yo tenía entendido que la barbería estaba en el Arenal, aunque tal vez no esté en lo cierto.
Reiterándole mi felicitación, reciba una cordial saludo.
José María Aguilar
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