«Vaya por ellos. ¡Por los toros bravos!» .Esa fue la frase final del pregón taurino de la Feria de Abril de 2018 -que organiza la Real Maestranza- que Ildefonso Falcones ha defendido en el escenario de un Teatro Lope de Vega, que alcanzó el lleno.
Así ha sido el discurso del escritor y abogado catalán, una defensa de la tauromaquia, seria y rigurosa que, como había anunciado, se basó en los propios preceptos animalistas.
El de Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) ha sido un texto comprometido con la actualidad, documentado y bien argumentado en el que ha puesto de manifiesto los riesgos de un movimiento «que gana terreno y que ocupará un lugar central en las reivindicaciones sociales del siglo XXI». El pregonero ha alertado sobre el hecho de que «los orígenes de la defensa de la causa animal se inspiran en la lucha contra la esclavitud, la liberación y la igualdad de la mujer, incluso en la de la protección de los niños» hasta el punto de que se considere que «existe una relación entre la violencia contra las mujeres y aquella que se ejerce contra los animales, siendo las corridas de toros el ejemplo más sangrante de esa crueldad».
Falcones ha calificado de discurso «fácil, demagógico y tremendamente populista» el que utilizan los animalistas pero apostó porque los taurinos utilizaran argumentos «más allá de la tradición, la costumbre, la cultura y el arte, para defender la fiesta ante esta vorágine animalista que nos envuelve con el objetivo claro y por encima de todo declarado de destruirnos como taurinos».
Para ello, se ha basado en el desarrollo teórico de los derechos de los animales para proponer una defensa de la fiesta que asuma «que los toros bravos son seres sensibles y sintientes» a la vez que «preguntémonos cuál es la preferencia de un toro bravo morir en el matadero como los mansos o hacerlo peleando en la plaza… de la que además algunos, los mejores, salen vivos?». Para Falcones, «el toro muere arrogante, a la vista de todos, reivindicando su casta, amenazando por última vez a hombres y toreros, que aplauden la raza; ese será el legado de un toro bravo que decide morir con dignidad como ningún otro animal en el orbe lo hace». Y continuó: «Si hablamos de derechos de los animales es difícil negar el del toro bravo a morir reclamando el protagonismo de la fiesta al mismo nivel que el hombre… ¿acaso no es un comportamiento propio de la especie del toro bravo la de embestir, pelear y morir son soberbia, con valentía?».
Vivencias en el mundo taurino
En el comienzo de su intervención hubo lugar para reseñar sus vivencias en el mundo taurino. Se inició en la década de los setenta «de la mano del conserje del edificio en el que vivíamos, Paco, un buen hombre que trabajaba en la plaza, en la puerta de toriles, y que me llevaba con él no sabría decirles si a la Monumental y a las Arenas porque aunque hoy parezca mentira, en esos tiempos Barcelona contaba con dos magníficas plazas de toros». Luego con su madre «que aprisionaba mi mano cuando un adolescente como El Julientraba a matar a unos animales casi más altos que él» y las últimas, con su mujer y sus cuatro hijos «fuera de nuestra ciudad y nuestra tierra: Cataluña, fuera de un país que por más empeño que pongan algunos ya celebraba festejos taurinos en Barcelona del siglo XIV, en tiempos de un rey como Juan I, intelectual, mecenas, amante de las letras y la poesía».
La prohibición en Cataluña también ha estado presente en el texto, la sentencia del Tribunal Constitucional de octubre de 2016 y la inclusión de la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial en el ordenamiento jurídico nacional. En este sentido Falcones se ha preguntado si estas medidas garantizan la continuidad de las corridas de toros y lamentó que «el propio Constitucional ya abre vías de escape para ayuntamientos y autonomías pero ni siquiera a nivel de la defensa de la tradición, puesto que el tribunal termina sentenciando que su protección no puede ser reconocida con carácter omnímodo» de ahí que insistiera en que «hoy, en el año 2018, esta es la realidad de este arte y de esta cultura que compartimos y que tenemos la obligación de defender activamente».
El encargado de presentar a Falcones ha sido el escritor y articulista de ABC, Francisco Robles, que ha elegido el aforismo de Juan Belmonte -«Se torea como se es»- para aplicarlo al oficio que comparte con el pregonero «Se escribe como se es». ha destacado el «inmenso mérito de un aficionado leal a la fiesta» ya que «defender los toros en Sevilla es aprovechar la querencia de la tierra y de su afición. Sin embargo, hacerlo en Cataluña que ha prohibido esta maravilla de los toros supone un riesgo y un peligro. El resabiado morlaco del nacionalismo excluyente embiste a traición, sin nobleza alguna», subrayó.
Ha abierto el acto el delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, que ha señalado que «la tauromaquia está unida a la idiosincrasia de la ciudad» y ha calificado el toreo como «arte universal que se retroalimenta en una ciudad abierta como es Sevilla».
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