Feria de Sevilla.
Con frío siberiano y un aire que cortaba como un cuchillo afilado se aguantó como se pudo la segunda corrida de la feria sevillana. El frío inmisericorde fue determinante para maltratar lo que se cocía en el ruedo, se cocía bajó mínimos de temperatura, claro está. Y no fueron los toros de Torrestrella los que esta vez, como el año pasado, encendieran algo de calor con su casta. La corrida, seria sin exageraciones, tuvo poquita casta aunque al final el sexto toro, un buen torrestrella, muy codicioso y que embistió con largura y gran fijeza permitió la faena de la tarde.
Su autor Pablo Aguado que ya en el tercero, toro noblote, se empeñó en torear despacito y eso se agradece en estos tiempos de tanto trallazo. Una faena con detalles y buen gusto. Claro que lo del sexto subió de tono porque el toro transmitía mucho más. Aguado se ajustó a las normas clásicas y en el toreo por derechazos y especialmente por naturales brilló por el temple, la buena y ortodoxa colocación, alejado del ventajismo. La faena se tejió sobre el reposo y la ligazón. Muy cruzado en los de pecho de pitón a rabo y con torería como en los muletazos con los que inició su labor. Después de un pinchazo arriba dejó la estocada que le permitió cortar una oreja y dar un buen paso en su carrera.
Javier Jiménez se esmeró sin resultado ante un lote descastado y Lama de Góngora dejó algún pellizco de buen gusto en el segundo y dejó la estocada de la tarde en el quinto. Estocada de premio.
Sevilla, miércoles 11 de abril de 2018. Toros de Torrestrella, desiguales de presentación; bravo en el caballo el segundo, mejores en la muleta segundo, tercero y, sobre todo, el sexto, el mejor del encierro, ovacionado en el arrastre. Javier Jiménez, silencio tras aviso y silencio tras aviso; Lama de Góngora, ovación con saludos y silencio; Pablo Aguado,ovación con saludos y oreja; Entrada: Menos de media plaza. Saludó en banderillas en el cuarto José Chacón.
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