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viernes, 28 de junio de 2019

HAGAN JUEGO...

La pasada temporada significó un punto de inflexión para el ansiado relevo generacional del escalafón taurino. Y no es que las figuras del momento defrauden o hayan dejado de tener interés para la afición, todo lo contrario.
 La capacidad, no sólo de perdurar, sino de reinventarse continuamente de un buen puñado de matadores punteros es síntoma inequívoco de su valía, y sólo es mérito suyo que muchos de ellos mantengan su jerarquía después de más de 20 años de alternativa. Sin duda vivimos una época histórica del toreo con los toreros más longevos y virtuosos que se pueda recordar.
Pero por mucho que las figuras se lo hayan ganado, la tauromaquia necesita una continua renovación para refrescar su atractivo y mantenerse viva. Y el año pasado irrumpieron con fuerza varios nombres, si no nuevos, sí novedosos. Algunos ya tenían sus años de alternativa pero no habían roto por diversas circunstancias, caso de Paco Ureña, Diego Urdiales, Octavio Chacón o Emilio de Justo. Junto a ellos apuntalaban su atractivo jóvenes como Ginés Marín, Román, José Garrido, Álvaro Lorenzo y sobre todo Roca Rey, que arrasaba después de tres campañas de imparable ascenso. Y asomaban la cabeza Jesús Enrique Colombo, Javier Cortés y Joaquín Galdós entre otros.
 En definitiva, que aparecían en los primeros puestos de la escena taurina una docena de coletudos de los que la gran masa de espectadores nada sabía sólo unos meses antes.

Y esta temporada, que todavía está en su tramo inicial, ya ha añadido otra decena de matadores a la lista de atrayentes. Sevilla y Madrid han puesto en órbita a Pablo Aguado, a quien se suma David de Miranda, y ojo a Juan Leal y a Juan Ortega, que merecen entrar en las quinielas. Y que nadie olvide a David Galván, a Gonzalo Caballero, a Luis David Adame, a Ángel Téllez, a Tomás Campos, a Francisco José Espada… Y que no se descarte a los veteranos Juan del Álamo y Morenito de Aranda. Y que me perdonen aquellos a los que dejo de citar, porque haberlos haylos. Y es que hay presente y por lo tanto hay futuro. 
No darles sitio sería un delito contra la tauromaquia y contra la clientela.
 Por eso los empresarios deben apostar por ellos.
Hagan juego, la mesa está caliente

.Por

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