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viernes, 2 de diciembre de 2011

UN TAL DIEGO VALOR...

Fui a verlo en su vuelta a la Maestranza, esta vez para oírle hablar de su vida como torero tras cumplir y celebrar cincuenta años de matador de toros desde que se doctoró en Sevilla una tarde de septiembre en Feria de San Miguel. Me emocionó. Y me recordó su indiscutible tauromaquia, catalogada entre el valor y el clasicismo de sus formas, cuando narró sus comienzos en la plaza de toros de mi pueblo. Era un niño, yo más que él, que con pocos años quiso ser torero en Aracena. Se llamaba Diego y le apodaban 'Valor' apellidándose Puerta. Un tal Diego Valor que hizo historia de Sevilla sobrándole la valentía cada tarde de toros por encima de la montera.

Han pasado sólo tres años del cincuenta aniversario de su alternativa y nos dice adiós uno de los toreros más valiente y emblemático del pasado siglo. Torero de ese mundo de arraigadas tauromaquias, de arrojo contrastado y a veces no comprendido, del que nutrió primorosamente su inequívoca personalidad. Un torero de inquebrantable estilo e indiscutible pureza. Un torero de Sevilla.

La obra de Diego Puerta Diánez, jalonada con 58 cornadas y formada de faenas antológicas, quedará como testimonio de un hombre sencillo, tímido y amable, todo un señor en la calle que siguió como señor del toreo la opción más dura para mostrar su talento delante del toro: valor y verdad. La elección más difícil de un torero que vistió el traje de luces durante 16 temporadas de matador de toros porque quiso irse como figura y para siempre con sólo 33 años.
Y lo consumó
.

Fdo: Manuel Viera

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