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jueves, 16 de mayo de 2013

De clavel y bochorno

Llenazo en la plaza para ver a las figuras. Y como casi siempre pasa lo esperado por quienes tienen el colmillo retorcido y se conocen de sobra este tipo de corridas. Me refiero, por supuesto, al pobre espectáculo que se ofreció por parte del ganadero y de los "artistas".
 Una corrida de Juan Pedro con mucha leña pero poco trapío, aunque no tan chica como algunos quisieron ver. Lo malo de la corrida, su auténtico lastre ha sido la falta de casta. Algunos como el tercero, de embestida aborregada y, sin embargo otros, como el cuarto, con genio del malo.
 Precisamente esta condición fue suficiente para que Morante de la Puebla diera la espantada, con más teatro que auténtico pánico. Morante hizo todo lo posible por darle a la escena el ambiente de huida ante el peligro. Montó la espada ante la ira de la gente y consiguió su objetivo de convertirse en protagonista, aunque sea para que se acordaran de toda su familia.
 Como Morante es así de imprevisible, luego fue ovacionado cuando estuvo al quite en un mal trance de Jiménez Fortes y en otro momento de apuro del subalterno Trujillo. Morante al quite y la gente en pié. Genio y figura. Eso que no se regala, que se lleva en los genes.
 Como en sus genes lleva Manzanares la plasticidad y también el toreo de bisutería, engañoso y superficial. No le salió casi nada ante dos toros para estar de otra manera. Salvó la cara con unas arrucinas y unos trincherazos a su primero y unos muletazos leves y facilones al quinto. 


Jiménez Fortes confirmó la alternativa. estuvo muy dispuesto, con mucho valor, porfión en quites, ligó alguna serie y se pegó un arrimón pèro  mató muy mal. De momento en Madrid no ha dicho casi nada

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