Sevilla queda huérfana del toreo más sevillano que pueda haber contemplado. Hoy, a los 91 años de edad, ha fallecido en Sevilla el matador de toros Pepe Luis Vázquez Garcés, quien ha encarnado, los más imprescindibles valores del toreo, haciendo de ellos filigrana pura pero también gracia y sentimiento. Con la muerte de Pepe Luis –sobra el apellido- el Toreo, la Historia de la Tauromaquia, pierde a uno de sus puntales básicos del siglo XX. Y Sevilla despide a quien, como nadie, ha representado la esencia de la Escuela sevillana, ésa que no tiene dirección conocida sino que anida en el sentimiento de los aficionados.
Desde hacía años se encontraba deteriorada su salud. Prácticamente no salía de casa y había ido perdiendo, paulatinamente, la visión, consecuencia de aquella dramática cornada que sufrió en la cara en laplaza de Santander y que le marcó. Recientemente una caída le produjo un derrame cerebral así como una fractura en uno de los huesos del cráneo. Esta circunstancia ha propiciado, desgraciadamente, su empeoramiento que ha terminado con este fatal desenlace. La muerte sobrevino en la tarde de este domingo en la Clínica Santa Isabel, donde se encontraba ingresado.
José Luis Vázquez Garcés nació en Sevilla, en el barrio de San Bernardo –concretamente en el número 21 de la calle Campamento-, el 21 de 1921. Su padre, José Vázquez Roldán, era capataz de matarifes en el matadero, por lo que tuvo contacto, desde muy niño, tanto con el ganado manso como con el bravo. Y él, que hizo sus pinitos como novillero, inculcó en Pepe Luis, así como en sus hermanos, el «veneno» de la afición. Porque siguieron sus pasos también Manolo y Antonio.
El 15 de agosto del 1940 tomó la alternativa en la Maestranza de Sevilla
El 15 de agosto de 1940, festividad de la Virgen de los Reyes, toma la alternativa en la Maestranza, de manos de Pepe Bienvenida y actuando como testigo Rafael Vega de los Reyes «Gitanillo de Triana». Ese mismo, año, el 20 de octubre, confirma alternativa enLas Ventas, siendo su padrino Marcial Lalanda –quien años después se convertiría en su apoderado- y testigo Rafael Ortega «Gallito». Su forma de torear, su concepto del toreo y la sapiencia delante de los toros le valieron el sobrenombre de «El Sócrates de San Bernardo».
Los años posteriores, sobre todo 1941 y 1942, labraron la carrera de Pepe Luis Vázquez y lo auparon como figura indiscutible del toreo, en una época en la que compartía escalafón y festejos con toreros comoManolete, Manolo González, Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Gitanillo de Triana, Chicuelo… sin contar con los diestros mexicanos con los que alternó: Armillita, El Soldado…
Estuvo en activo, de manera ininterrumpida, hasta 1953, año en que decidió retirarse. Pero su afición pudo más y reapareció en 1959. Precisamente, ese año le confirmó la alternativa en Madrid a un paisano suyo que dos años antes había cautivado a los aficionados en su presentación en la Maestranza: Curro Romero. Ese mismo año también obtuvo un triunfo memorable en la Monumental de Barcelona. Fueron sus dos últimas tardes como matador de toros. Pero su impronta ha permanecido hasta ahora, 54 años después de retirarse.
Pepe Luis, los miuras y el cartucho de pescao
Sorprende que siendo su concepción del toreo alejada de los cánones de toreros lidiadores, se enfrentase muchas tardes –ha sido uno de los que más- al legendario hierro de Miura. El propio diestro lo justificaba explicando que «en aquella época, los públicos no te consideraban figura del toreo si no te enfrentabas a los toros de Miura».
Pero no sólo hay que quedarse con ese dato. Otro a tener en cuenta es el famoso «Cartucho de pescao» –muleta recogida, a modo de cartucho, con la mano izquierda para citar de frente, dejar llegar el toro y cuando estaba en su terreno, desplegar la pañosa para enjaretar el natural-, que ha creado escuela, sigue teniendo vigencia y que resume el toreo sevillano.
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