Con la intervención –magnífica, por cierto-- de don Andrés Amorós, catedrático de Literatura y de critico taurino del diario ABC, a mediodía del miércoles día 11 concluyeron las 14 horas de comparecencias y debates celebrados en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, en torno a la aplicación de la categoria de Bien de Interés Cultural a la Tauromaquia.
Por lo pronto, debe anotarse que salvo el grupo de UPyD y del PNV, todos los grupos parlamentarios han querido tomar parte en los debates. Pero debe añadirse a continuación, que el contenido de las comparecencias han compensado el esfuerzo de tantas horas de trabajo. Las que eran abiertamente favorables para la Fiesta y las que presentaban tesis discrepantes. Por un lado, porque las intervenciones ha tenido muy buen nivel; por otro, porque han dado pie a que todos conozcamos con más detalle las posiciones de cada grupo parlamentario sobre una amplia gama de temas.
En una sesiones, llevadas con agilidad por el Presidente de la Comisión, Juan Manuel Albendea, han quedado nítidamente claro algunos aspectos. El primero y principal: que la ILP puede ser tramitada y aprobada con plena legalidad y competencia, sin ocasionar ninguno género de conflicto de orden competencial.
Pero a continuación ha quedada para el Diario de Sesiones el propósito mayoritario de mejorar y completar su articulado, para conseguir una buena y precisa Ley.
Como un segundo hito habría que destacar una coincidencia mayoritaria a la hora de definir la Tauromaquia como un hecho en sí mismo cultural, que se enraíza en el patrimonio histórico de España. En otras palabras: la consideración cultural no le viene derivada a la Tauromaquia de determinadas manifestaciones en las que pueda plasmarse, desde la literatura a la música.
Por el contrario, es un elemento cultural en sí mismo. Los debates acerca de este punto fueron particularmente brillantes y oportunos.
En el fondo, ha sido así por el amplio consenso de definir a la Tauromaquia como una manifestación cultural que va mucho más que lo que supone el espectáculo reglado.
A este respecto, las raíces populares de cuanto ocurre alrededor del toro, el propio carácter del toro singular del toro de lidia y todos esos factores que crecen en torno a la Tauromaquia ofrecen una panorámica mucho más amplia y rica.
La iniciativa de organizar estas comparecencias, criticadas por algunos sectores taurinos cuando se convocaron, han constituido al final un acierto.
Para el aficionado ha constituido, además, una magnifica oportunidad de comprobar la riqueza y multiplicidad del discurso taurino, como se aborda con rigor.
En sentido contrario, quien lea sin prejuicios lo dicho en la Cámara comprobará, además, la enorme diferencia de trasfondo intelectual y de rigor que se produce entre las tesis discrepantes y las favorables.
Desde el punto del aficionado, probablemente las intervenciones que más pueden llamar la atención fueron las de Tomás Ramón Fernández, Carlos Núñez y la de Andrés Amorós. Cada uno en su campo, fueron tres buenas piezas, completadas luego con atinadas respuestas a las cuestiones que plantearon los diputados. Pero también ofreció puntos de vista a tener en cuenta la intervención del profesor Argullol. Moviéndose necesariamente entre dos aguas, por la división de criterio que se produce en su partido, la comparecencia de José Antonio Soriano –un hombre que tanto y tan bien ha trabajado por la Fiesta en Andalucía— tuvo pasajes muy de interés, aunque probablemente el conjunto no alcanzó el nivel que al propio compareciente le habría gustado.
En suma, se ha tratado de una sesiones parlamentarias que resultaron enriquecedoras y sobre la que habrá que volver, ahora y cuando pasen los años, porque su contenido ofrece muchos matices que vale la pena tener en cuenta.
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