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jueves, 11 de julio de 2013

La tarde del clavel, una ruina

SANFERMINES
Era el cartel más fuerte de estos sanfermines, lo que entre los taurinos se califica como un cartel rematado. Toros de Victoriano del Río, una de las tres ganaderías punteras en cuanto a su cotización, que en Sevilla y Madrid ha tenido este año resultados notables, y para la lidia de los toros de Guadalix de la Sierra tres de las cinco figuras del momento: Morante, Juli y Talavante. Vamos, puro clavel. La gente se relamía ante lo que podía dar de sí esta tarde, después de los petardos anteriores.
Pero las cosas se torcieron desde el principio. De entrada el primer toro ya pregonaba con su falta de casta, su nula embestida y su casi nula movilidad, lo que nos esperaba. Y, en efecto, nos esperaba una corrida absolutamente decepcionante de Victoriano del Río, casi irreconocible por su bajísima casta y su juego pobre, apagado, sin chispa, aunque el tercero se saliera de esta tónica general. Desde luego ese toro tuvo tranco y hasta sacó genio.
Enfrente estaba Alejandro Talavante, dispuesto a hacernos olvidar el torero de clase soberana que lleva dentro, empeñado en torear a distancias siderales y a parecerse cada vez más a Manzanares, escondiendo la patita y componiendo la figura en el último tramo del muletazo. Rescatemos, sin embargo, el torerísimo inicio de faena con unos estatuarios, un pase cambiado y el de pecho sin ceder un centímetro de terreno. De ahí en adelante tiró líneas, dejó todos los espacios posibles, quiso hacer un toreo entre la bisutería y el populismo, muy lejos de aquel Talavante inconmensurable de Zaragoza o el virtuoso del pase natural de Sevilla y Madrid en aquellos momentos en los que era él mismo.
El Juli, se encontró ante un lote zafio, de escaso recorrido, a la defensiva. Julián echó mano de su poderosa muleta para alargar el viaje de ambos toros mucho más allá de lo que éstos admitían. Especialmente meritoria fue su faena al quinto. La espada no está siendo su mejor arma y por ahí se le fue la oreja. El Juli brindó la muerte de su primer toro al doctor Carlos Val Carreres, cirujano feje de la plaza de Zaragoza, quien recientemente solucionó un grave problema derivado de la cornada sufrida por El Juli en la pasada feria de Sevilla.
Morante de la Puebla dejó su sello en unos lances a la verónica en el primero, pero en cuanto percibió la nula embestida de su lote cortó por lo sano. Por supuesto entre el cabreo del personal. Una tarde de lujo pues, que terminó en ruina.

Ficha:

Monumental de Pamplona. Miércoles, 10 de julio de 2010. Sexta de feria. Lleno de "no hay billetes". Toros de Victoriano del Río, muy serios, enorme trapío; montados y sin descolgar el orientado 1º y el desfondado 2º; noble y de mucha movilidad el más hechurado 3º; agarrado al piso el largo 4; obediente sin romper del todo el hondo 5º; el noble 6º se dejó sin generosidad ni clase.
Morante de la Puebla, de azul marino y plata. Dos pinchazos, casi media estocada y cinco descabellos (silencio). En el cuarto, tres pinchazos, media y dos descabellos (silencio).
El Juli, de grana y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el quinto, tres pinchazos, media estocada y variosdescabellos (silencio).
Alejandro Talavante, de rosa y oro. Pinchazo, estocada rinconera a toro arrancado y dos descabellos. Aviso (saludos). En el sexto, media estocada y dos descabellos (silencio).

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