Voy a exponer una pequeña reflexión sobre el aficionado francés.
FOTO: @DesdeLaAlcarria |
La reflexión está personificada en un pareja de aficionados aunque bien podría extrapolarse a prácticamente cualquiera de los aficionados franceses. La pareja en cuestión es un entrañable y educado matrimonio. Viven en un pequeño pueblo francés llamado Riscle, cercano a Vic Fezensac.
De mediana edad y con una afición por el toro desmedida y comprometida.
Les conocí en Ceret, tienen su abono justamente en la fila posterior al mío. Y eso une. Destilan simpatía. Que hablen un castellano más que correcto ayuda a la comunicación bilateral, porque yo de francés, ni para pedir una cerveza. Por lo general, la Francia taurina chapurrea de forma fluida el castellano. Nosotros no podemos decir lo mismo. Pa qué que diría alguno. El sector taurino siempre ha sido más de esperar a que el entorno se adapte a ellos que de adaptarse ellos al entorno.
Este matrimonio francés viaja para ver toros. En la plaza y en el campo. Tienen su abono en Ceret y no se pierden la Feria de Pentecostés en Vic. De vez en cuando nos visitan en alguna de nuestras plazas españolas. Y más. No se hacen notar, viven su afición con normalidad y sin protagonismos.
No necesitan la complacencia de nadie ni buscan la palmadita en la espalda.
Les gusta el toro, como no podía ser de otra manera. El toro íntegro y serio. Rehuyen de las ganaderías comerciales porque dicen que esas se seleccionan de acuerdo a las exigencias de los toreros, y no de los aficionados.
Su compromiso con la fiesta lo demuestran andando. Dedican tiempo y dinero en colaborar en la organización de la feria taurina de su localidad, Riscle. Sin esperar nada a cambio.
Una feria de novilladas que eligen con esmero en las dehesas ibéricas. Dentro de sus posibilidades, ponen todo el empeño para que su pueblo rinda pleitesía al toro bravo.
Me comparo con ellos y me doy cuenta de que me queda mucho por aprender. Demasiado.
En muchas ocasiones, los mismos aficionados hispanos, miramos con envidia a Francia, el cómo se vive, se gestiona y se protege la Fiesta, pero lo que no hacemos es mirarnos nuestro ombligo y reconocer que también los aficionados franceses van por delante de los españoles.
Publicado por eltorodelajota
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