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miércoles, 11 de abril de 2012

Cartel de Toreras en la Huelva de 1976

La empresa que regía la Monumental Plaza de toros de Huelva decidió que el 11 de abril de 1.976, Domingo de Ramos, se celebrase un novedoso festejo, cuyo cartel estuvo formado por tres novilleras. Quisieron los regentes del coso choquero sumarse a la moda de la época y que había nacido tras suspenderse la prohibición de que las mujeres pudiesen actuar en festejos taurinos.
Pese a la novedad del cartel, no fue muy amplia la presencia de aficionados en los tendidos de la cómoda plaza. Los desfiles procesionales se impusieron en esta ocasión y, por ello, la afluencia no fue la esperada por los organizadores de este festejo que tuvo como singularidad que las tres actuantes luciesen trajes cortos mientras que las cuadrillas actuasen con trajes de luces. En este aspecto no hubo sincronización y, en este aspecto, el espectáculo dio una pobre impresión a los espectadores.

Aquella tarde salieron a la arena seis erales con el hierro de Víctor Collín, que tuvieron buena presentación aunque escasearon de fuerzas y se dejaron torear sin ofrecer ningún tipo de problemas para las novilleras. La mayoría de ellos fueron aplaudidos al ser arrastrados. Tras su muerte.

Abrió plaza Mary Cruz Gómez que estuvo muy bullidora y con ganas de hacer de todo pero sin llegar a destacar en casi nada. Puso de manifiesto que tomaba demasiadas precauciones cuando toreaba con la muleta. A su primero le instrumentó innumerables pases pero sin llegar a cuajar faena, matándolo de varios pinchazos y de una estocada baja. Con el cuarto, que tuvo algo de genio, trató de llevarlo en la muleta pero demostró su impericia y no hubo vistosidad en su quehacer que remató de pinchazo y estocada baja. Al término de ambos erales, Mary Cruz Gómez oyó algunos aplausos.

Joaquina Ariza “La Algabeña tuvo cal y arena en su actuación. Llevó a cabo una prometedora faena en el segundo de la tarde, con algunos pases estimables y que demostraron su preparación, sus ganas y su concepción del toreo, por lo que logró el primer trofeo de la tarde. Sin embargo, en el quinto,  no lo quiso ver en ningún instante y estuvo a contra corriente. Lo mejor, que estuvo atinada en el manejo de las espadas.

Cerró el cartel Pepita Ríos que, en su primero, tuvo una excelente actuación con el capote, instrumentando muy buenas verónicas con las manos muy bajas y con cadencia. Ante el buen eral que le correspondió en suerte, especialmente por el pitón izquierdo, le realizó una buena faena con momentos de de mucho lucimiento, por lo que, al matar al encuentro, la rubia novillera paseó las dos orejas de su oponente. Sin embargo, en el que cerró plaza no llegó a acoplarse en ningún momento ante un eral que coceó en demasía, por lo que realizó un breve trasteo que culminó con facilidad, siendo aplaudida.

El público, que no fue muy numeroso, se lo pasó bastante bien y salió satisfecho del espectáculo presenciado, tomándose a bromas los besos que el aguacilillo recibía cada vez que entregaba un trofeo, aunque algunos hubieran querido ocupar su lugar para acercarse a las novilleras
.Vicente Parra Roldán

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