No es una pregunta apocalíptica, alarmista o mal sustentada: es lo que tenemos que pensar, pues si no lo hacemos, hay una alta probabilidad de que la tauromaquia se muera, y no por antis, políticos oportunistas osistemas económicos insostenibles: se acaba, porque ya no hay toro que torear
.Así que, lejos de imaginar que las figuras sin toro se dignen a lidiar entonces la casta navarra o la casta portuguesa cuando ya no tengamos ganaderías, debemos como aficionados preguntarnos algo: si las figuras del toreo, que son 11 hombres, tienen el poder de actuar en más del 70% de los carteles lidiando SOLO MONOENCASTE, ¿por qué no exigimos que salven de la extinción a Concha y Sierra, toreando por lo menos 4 corridas de este hierro al año? 11 hombres para 4 de Concha y Sierra, un hierro que ayudó a cimentar las bases del toreo moderno en aquellas míticas tardes cuando Joselito y Belmonte toreaban los salpicados. 11 hombres que solo tendrían que matar dos toros de Concha y Sierra al año. ¿Es tan difícil? ¿Y si esto lo hicieran con los 16 encastes en peligro? Un torero como Morante, de las figuras el que menos torea, puede actuar 25 tardes en Europa al año. Bajo el modelo de la diversidad de encastes, solo tendría que torear 4 tardes con hierros distintos al Domecq, en especial los hierros en estado crítico, y le quedan 21 tardes para hartarse con toros de Victoriano, Garcigrande, Domingo Hernández, Daniel Ruiz, Jandilla, Jandilla, Jandilla, Jandilla, y otra vez Jandilla. Y Jandilla.
Este año, los últimos Coquillas de Sánchez Fabrés terminaron en el matadero. ¿Cuál fue nuestra respuesta, además del terrible acto de dignidad del colectivo Pedro de Llen?
La respuesta de Francia es llevarse los toros de Concha y Sierra para su territorio, antes que verlos en un matadero, prefigurando que en España no les queda más opción.
Pero es necesario insistir en que el modelo francés no puede resistir el resto de España, pues con los años no se resistirá a sí mismo, ante el envejecimiento de la afición. ¿Qué pasará entonces?
La Plaza de Céret, la más seria del mundo, tiene como política no repetir encastes durante el año, garantizando en sus dos ciclos la mayor variedad. Pero esta heroica labor no puede sustentar todo un sistema, que involucra a más de 8.000 reses bravas en peligro de extinción. Lo de Galache y lo de Urquijo se quedaron en el campo, y terminaron en el matadero, y tales monoencastes fueron reemplazados por la armonía del Domecq, con su explosión en el último tercio, su transmisión y recorrido, pero, ¿hemos visto algo de eso en 20 tardes de monoencaste en Madrid 2013?
La Plaza de Céret, la más seria del mundo, tiene como política no repetir encastes durante el año, garantizando en sus dos ciclos la mayor variedad. Pero esta heroica labor no puede sustentar todo un sistema, que involucra a más de 8.000 reses bravas en peligro de extinción. Lo de Galache y lo de Urquijo se quedaron en el campo, y terminaron en el matadero, y tales monoencastes fueron reemplazados por la armonía del Domecq, con su explosión en el último tercio, su transmisión y recorrido, pero, ¿hemos visto algo de eso en 20 tardes de monoencaste en Madrid 2013?
O peor, ¿Es imaginable una corrida de Jandilla como las dos echadas en Madrid, pero en Céret?
Hay una Fiesta que se equivoca, y otra que no está equivocada
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