Con los titulo "Toros a fuerza de algoritmo": así preparan la corrida
perfecta con inteligencia artificial", el diario digital
Elconfiencial.com publica un interesantísimo reportaje sobre los
trabajos de investigación que, a iniciativa del ganadero Juan Pedro
Domecq, viene realizando el experto Dr. Nicolás Franco en la consultora
tecnológica Mr. Houston.

En esta investigación se
están los más de 40.000 datos que tiene registrados durante ás de un
siglo por el ganadero y su familia.
Llevan un año y medio trabajando en
algo que nadie había intentado hasta ahora: aplicar la inteligencia
artificial a la tauromaquia.
Nicolás
Franco, doctorado en Físicas con ´summa cum laude´ y experto en
inteligencia artificial, confiesa no ser un experto en el mundo del
toreo. El ganadero Juan Pedro Domecq reconoce que tampoco el ´machine
learning´ es lo suyo. Este sabe de toros, el otro de números. Y juntos
llevan un año y medio trabajando en algo que nadie había intentado hasta
ahora: aplicar la inteligencia artificial a la tauromaquia.
Su
objetivo es predecir el futuro. Anticipar cómo van a comportarse los
toros en la plaza en función de variables genéticas. Para ello procesan
los datos que Domecq ha ido tomando de sus toros sobre cómo se comportó
cada uno en las corridas, pero también las anotaciones que tomó el padre
de Juan Pedro y antes su abuelo y también las de su bisabuelo…
“Tenemos
información de más de 40.000 toros recopilada a lo largo de casi un
siglo, lo que nos permite formar una base de datos valiosísima”,
afirma Juan Pedro Domecq, cuarta generación de la histórica ganadería.
Su padre, Juan Pedro Domecq, ya fue un pionero en la búsqueda de
soluciones tecnológicas, porque desde de los años 80 invirtió tiempo y
esfuerzo en digitalizar toda esa información en una base de datos
Access. “Eso ahora está siendo de muchísima utilidad”, explica.
Las anotaciones más antiguas de su familia han salido de viejas libretas
y trozos de papel, ahora traducidas al lenguaje de los algoritmos.

Aunque
con el nuevo sistema han reducido fundamentalmente a seis variables las
que Domecq más tiene en cuenta: profundidad de la embestida, el
recorrido, la humillación (a qué altura va la cara), la potencia, el
comportamiento de la muleta y bravura general.
Luego todo eso llega a
las oficinas de Mr. Houston convertido en código numérico. Sus
ingenieros no necesitan haber estado en su vida en una plaza de toros ni
pisar el campo que el ganadero tiene en Sevilla para desarrollar el
modelo que tienen entre manos y que podría cambiar para siempre la
manera de criar estos animales para siempre.
La
selección del toro de lidia se ha regido tradicionalmente por la
experiencia del ganadero que decidía qué hacer con cada res. Sin
embargo, Domecq quiere mejorar la genética de sus animales con la ayuda
de estos algoritmos. “La carga matemática de lo que estamos haciendo es muy grande”,
explica Franco, que fue profesor en Berkeley y ahora da clases de
Inteligencia Artificial en Universidad la Politécnica de Madrid. El
físico tiene entre sus manos mientras habla una ´tablet´ con la ‘Bravo
Data Base’.
En
ella aparece la clasificación de las características de un toro en
función a cómo es físicamente y cómo se ha comportado cada animal en la
plaza: su genotipo (si empuja, galopa, escarba…); su fenotipo (si es
astifino, si el cuello es corto o largo, el remate bueno, etc); y sus
características de lidia (si tiene caídas, cabecea, su nobleza, etc).

El
proyecto del Dr. Franco ha fijado inicialmente 50 parámetros que
funcionan con lo que los matemáticos llaman una clasificación no
supervisada de aprendizaje automático. Buscan las reglas de asociación
para dar con entre 7 y 10 parámetros más relevantes que definen al toro.
Tras año y medio de trabajo matemático, están a punto de empezar el
momento de los ensayos en el mundo real con el campo como laboratorio.
Domecq va a poner en marcha el primer proceso de selección de las reses
en el que aplicará el dictamen de los algoritmos.
Luego
habrá que esperar aún un par de años más hasta que los animales nazcan y
crezcan lo suficiente para saber si esta ganadería a la carta va por
buen camino. La clave está en las reglas de regresión que han
establecido en función del archivo histórico: “Si quiero un toro que
embista bien, con una cabeza grande y mucha nobleza, nuestros cálculos
aspiran a prever la probabilidad de obtener ese animal en función a lo
que sabemos de sus antecesores. Puede ayudar a encontrar mezclas que de
otro modo se habrían desechado porque históricamente se había hecho así”, explica Franco. Y matiza: “Pero este es un proyecto a largo plazo porque hay que ir afinando la herramienta, de momento es solo un modelo teórico”.
Intuición contra algoritmo
El experto en inteligencia artificial asiente: “Numéricamente
podemos fijar las probabilidades, es una ayuda, no una selección
automatizada. La base de datos te podrá decir si de una combinación de
este toro y esta vaca puede salir un animal excepcional, y también te
puede avisar si hay un porcentaje grande o pequeño de que funcione. Y si
solo hay un 30% de posibilidades, la decisión de si arriesgarse o no al
final es del ganadero”.

Otra
ventaja de desarrollar una herramienta como Bravo Data Base es que el
conocimiento no se pierde de generación en generación. “Es complicado
transmitir de padres a hijos todo el conocimiento que se acumula a lo
largo de toda la vida y la libreta es un método artesanal en el que se
pierde mucha información”, afirma Franco. “Simplemente
digitalizar esas fichas es algo de lo que se podría beneficiar el mundo
del toro, por lo general poco tecnológico. Todavía hay ganaderos que
mandan las fichas por fax”, apunta.
Hay
otras aplicaciones que Domecq le ve a la utilización del ´machine
learning´ en la ganadería del toro de lidia, por ejemplo en la
alimentación. “Ahí estamos en pañales”, reconoce el ganadero. “Es
más complicado analizar estos datos para el toro que en la ganadería
industrial porque el toro bravo no está estabulado y, por lo tanto, hay
muchas más variables que se nos escapan”.
Franco asiente y añade: “Cualquier
dato que dé información relevante puede aplicar técnicas de
inteligencia artificial, el problema siempre es la adquisición del dato:
el hábitat, la pluviometría, etc. ”. Además, a diferencia de otros
animales de competición como los caballos de carreras, la agresividad
del toro hace impracticable algunas otras técnicas, lo que vuelve al
animal más imprevisible.
¿Llegará
a tecnificarse tanto la tauromaquia como para que se aplique en las
corridas sistemas de sensorización y recogida de datos al nivel que ya
se ve en otros deportes como el baloncesto? En la NBA hace tiempo que
los equipos utilizan la última tecnología en ´machine learning´ para
recoger datos, procesarlos y tratar de anticipar comportamientos.
¿Podría llegarse a hacer algo así en el toreo hasta sensorizar los
trajes de luces? Franco es bastante escéptico al respecto. “Esto
evolucionará en función de las necesidades, y no sé si el incentivo de
tecnificar algo que se considera un arte llegará hasta ahí”, apunta. El ganadero asiente y añade otra variable que le preocupa como empresario: “Habría
además que ver si es viable por coste, porque los ganaderos estamos en
una situación muy límite de lo que podemos invertir”, apunta.
El
propio Franco reconoce que este proyecto de aplicar inteligencia
artificial a la tauromaquia empezó más como un interés académico en la
investigación que los “puede ayudar a crecer como empresa, porque
queremos adquirir conocimiento de cosas complicadas, del proyecto nos
atraía la cantidad de datos de gran valor que había que manejar para
desarrollar la herramienta. Y al desarrollar los proyectos de
inteligencia artificial lo más difícil es dar con una cantidad enorme de
datos como esta con los que trabajar”, afirma el experto.

Ambos están de acuerdo en que siempre habrá una parte del toro que no podrá matematizarse porque, dice Domecq, "el toreo es arte" y "porque influye la suerte". Pero las matemáticas también contemplan la suerte en sus cálculos: “La suerte es un factor que puedes aspirar a reducir comprendiendo mejor el resto de factores”, explica Franco.
Además de en el toreo, Juan Pedro Domecq también ve arte en la base de datos: “Lo
valioso es la combinación de los datos y ahí entra el conocimiento del
ganadero. Y hay que saber leer los datos, recopilarlos y analizarlos. Y
una cosa es el programa, pero otra son los datos, esos son míos y no se
comparten, porque en los toros los datos también lo son todo”, concluye.
© Marta García Aller.“Toros a fuerza de algoritmo: así preparan la corrida perfecta con inteligencia artificial”. Elconfidencial.com, 19 de julio de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario