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viernes, 15 de julio de 2022

LITRAZOS

 


lafiestaprohibida.blogspot.com
SEGÚN PLUMAS COETÁNEAS

"Don Indalecio",
en La Tauromaquia en el siglo XX. Segundo cuaderno. En el número 4 de Cuadernos Taurinos, dentro de la colección Grana y Oro, pgs. 72 y 97-98, escribe:


"De novillero, en 1949, alcanzó una cifra de corridas toreadas en una campaña no lograda por nadie. Redondeó la cifra de 114 novilladas. Juan Belmonte sumó un año 109 corridas de toros…………Litri III de su dinastía –porque otros Litris hubo muchos-, de valor extraordinario, con personalidad, ajeno al análisis de su toreo por un aficionado que quiera sujetar sus maneras a las de otras grandes figuras de la Historia, está en posesión de la masa, como lo estuvo Manuel Rodríguez (Manolete)……….¿Quiénes tendrán razón en algunos casos, la masa o los selectos?..........Es cuanto se puede decir de Litri hasta esa fecha. Con mi deseo de que limpie sus faenas de la escoria de lo superfluo, y de que su corazón, su valor sereno, le permitan emplearse a fondo en el buen arte, a gusto también de los selectos. (……........) Indiscutible el valor y la personalidad del hombre, del muchacho. Mucho hervor de discusiones respecto a sus méritos toreros. Torero de masas; torero -¿torero?- inadmisible para los aficionados. Sus momentos de triunfos mayores, aquellos en los que no torea. Algo así como el fray Gerundio de Campazas, el que arrojó los libros y se hizo predicador. Litri, para triunfar muchas tardes, ha de arrojar, como el fray los libros, la muleta, el estoque y otras prendas que le resultan inservibles, lejos de sí, para arrodillarse dándole la espalda al toro……, si es toro………Pero el Litri es simpático, sencillo, con aspecto de predestinado, y es el torero que, en la hora actual, apasiona y lleva gente a las plazas. La verdad es esta y yo la sirvo objetivamente……..Confirmó la alternativa en Madrid el día 17 de mayo de 1951, de manos de Pepe Luis Vázquez, en presencia de Antonio Bienvenida y con un toro de Bohórquez………..Desde su actuación en Logroño, el 22 de Septiembre de ese mismo año, cansado, “atorado”, cómodo, dio por terminada su temporada. Con muchos comentarios en torno y hasta afirmaciones de que no se volvería a vestir de torero. Cosa no confirmada, pues toreó en Méjico y en España comenzó su siguiente campaña………Tal es la situación de Litri en los momentos actuales, con afirmaciones y negaciones para todos los gustos. Pero Miguel Báez tiene peñas y clubs, tiene pasodobles, y tiene chistes y alusiones en revistas y zarzuelas. Ese es el caso; aunque en muchas ocasiones sea deplorable caso. "

Néstor Luján escribe:


"El fenómeno del Litri fue uno de los casos más peregrinos de la historia del toreo; representa el torero que aprendió a torear y a dominar desahogadamente los recursos técnicos de su arte en el momento que se retiró.............Litri, invulnerable a infinidad de cogidas, gracias a que los toros eran cuidadosamente escogidos por su empresario José Flores, Camará,.................tuvo aquel estoicismo lúgubre, aquella tozuda decisión familiar de su estirpe de místico de una sombría secta del valor. Melancólico, desgarbado y feo, pasó por las plazas como un chiflado del arrojo más triste que pueda imaginarse, pero tuvo el don de enervar a las plazas, y el valor de aguantar a los toros con una decisión inerme y sonambúlica. Sus pases eran pocos: conseguía el primer natural con la izquierda de una serie, arrancando el toro de quince o veinte metros; lo daba con una serenidad pasmosa, sin que luego aguantara el resto de pases de la tanda. Su toreo con la capa a la verónica era ajado, sus quites muy escasos, porque habitualmente toreaba toros de uno o dos puyazos. Cuando comenzó, en 1949, mataba de un modo impresionante, con estocadas vibrantes y seguras; luego mató más mecánicamente"

Cossío escribe:



"Desde sus primeras actuaciones en los ruedos ha dado muestras Litri de una muy peculiar personalidad y su forma de realizar el toreo halla emocionado eco en los tendidos. Carece de un estilo depurado y no es diestro en el manejo del capote. Con la muleta su repertorio es reducido y la ejecución de los pases no es perfecta. Toda la fuerza de su éxito se base en la emotividad de que está saturado cuanto en el ruedo realiza, en la impasibilidad absoluta con que aguarda la embestida de la res"




César Jalón
, en su libro Memorias de Clarito, escribe:

"El Litri pertenece en cuerpo y alma a la Huelva de su dinastía torera, de que es el tercero, descontado el abuelo, de otro apodo y nimia entidad. Dinastía sin escuela. Pues hay familias toreras que jamás la han tenido...............Su abuelo nulo, su padre torpe, cosido a cornadas, y su hermano victimado, el Litri de la tercera generación, "cachorro de una rehala de bravos, duros de boca", entra en la profesión de sus mayores con su distintivo principal: el valor y, por lo tanto, "espada en mano". Ha visto poco: a Diego Laínez, torero local, desengañado y marchito; a Manolete -¡con lo que las manoletinas mirando el tendido supondrán en su peculiar repertorio!- tan sólo en el cine; en un Nodo. Mas ahora pasará el invierno del cuarenta y ocho al cuarenta y nueve de sol a sol atado al codo de Manolo González; de un toreo tallado de artista, ducho en las faenas del campo y de la plaza..................Desde luego que no podrá inspirarse en él. Que -antípodas- no intentará seguir su norma ni copiar su estilo.......................Ocurre además que por el ancho campo andaluz desfila lo más granado de la torería, y que el Litri trata de cerca y ve cómo pajean y oye cuál se explican los jerarcas del arte. De modo que, a diferencia de sus antepasados, aprende, aprende, aprende. Y cuando va a comenzar sabe lo que le conviene saber"


"Hallo que no es el torero inhábil, torpe y arrojado, "héroe a la fuerza", tradicional de su raza. Ni tampoco un clásico; ni menos lo que se dice un estilista. Pero que centra los toros y les despide por delante del pecho con más arrogancia que lentitud. Que arbitrario y audaz, no se acopla al toreo elaborado al ritmo de los toros templados, sino que impertérrito, inmutable, prefiere los briosos, alegres y vivaces, arrancados a todo su sensacional galope, para recibirlos y anudárselos como se ciñen y anudan las vueltas de la faja.................Toreo pues, de acento heroico en contraste con el de los maestros del día, más influidos del perfil de Manolete que de su imponente hacer.....................Los desplantes litrescos -arrodillarse y tirar la muleta y estoque, mirar al tendido- son chocarreros. Mas hilvanados entre el cocer de la multitud, los empalma sin tiempo al refresco ni al análisis, yéndose a matar tras de la espada.....................Decimos irse detrás de la espada...............a una vez engendrada la suerte, emprendido el arriscado viaje, acompañar hasta la reunión y hundimiento a la espada y no pararse en medio del camino para impulsarla haciendo arco del brazo -trampa en boga- como se lanza un dardo o un venablo. El ataque del Litri, iniciado con el paso atrás y seguido rauda y rectamente, es un vestigio del de Machaquito.....................Esto del tino en matar ya lo había yo colegido del hojeo de las críticas. Me había percatado de la ley de la herencia; de que el Litri, por atavismo, le daba al estoque el rumbo familiar. "En cuanto maté los primeros novillos -dice- me di cuenta de que encontraba fácil y de mi agrado la suerte"

Luis Bollaín, escribe:



"Litri era un pobre hombre que no sabía por dónde se andaba, pero que llegaba a los públicos y les hacía vibrar. ¿Sería por no respirar desde que citaba de lejos hasta que el toro llegaba? El público mantenía también la respiración. La angustía crecía. Luego el pase ceñido, el torero ileso y el suspiro de alivio. Tiene una cosa en común con Manolete: no se reserva en ninguna plaza, la entrega es siempre absoluta y el valor a toda prueba. Si Manolete miraba al tendido en alguna manoletina, Litri dirige sus ojos a los espacios siderales. No despega el codo, ni templa, pero liga sin enmendarse.................Es un torero que ha suprimido los tres tiempos del pase: parar, templar y mandar. Lo que sucede es lo contrario del toreo. Pero el toro va y viene, la faena continúa y el público está en pie gritando"



Rafael Ríos Mozo
, en su Tauromaquia fundamental, escribe:


"Tal vez se le pudiera poner como defecto que el pase con la izquierda fuera más una sacudida que "un parar, templar y mandar", pero no cabe duda que aquello resultaba vistoso y emocionante...............En otoño de 1951 marchó a México con gran aparato de propaganda, presentándolo como una nueva encarnación de Manolete, el ídolo azteca, y está fue la equivocación. Se le hizo parar en la misma habitación del Hotel Reforma de Méjico y su presentación fue el mismo día que la del cordobés. El resultado de esta corrida fue malo, más que por los toros o por la actuación del muchacho, porque se le quiso igualar con Manolete y esa comparación no podía resistirla...............En 1955, no encontrando en su vida algo que le llenase más que su profesión, reapareció triunfalmente...............Tal vez para la masa su quehacer fuera menos espectacular, pero para el verdadero aficionado se le advirtió un reposo y una cadencia que no tenía antes...............Recuerdo como memorable una faena en Puerto de Santa María a un toro colorao de Domecq, llena de emoción y sobre todo de pases naturales perfectos................Reapareció en 1964, sin los alocados alardes novilleriles de sus primeras temporadas, pero también sin el estilismo y la perfección de su primera reaparición"



Jorge Laverón, en su Historia del Toreo, escribe:





“Miguel Báez, Litri. Es hijo y hermano de toreros. Su padre se casó en segundas nupcias con la novia de su hijo Manuel, muerto en la plaza de toros de Málaga en 1926……………..Poco a poco su toreo emotivo, de una inmovilidad absoluta, se va depurando hacia un estilo más clásico pero que no pierde en espectacularidad………….Litri ha sido un torero de valor estoico, de extraña personalidad. Un torero de gran patetismo. Gran conocedor de los toros. Asombró a los públicos con sus citas a larga distancia, de punta a punta de la plaza, para vaciar, con indescriptible emoción, las embestidas de los toros, mientra miraba de reojo al tendido. Un torero temerario, tremendo, mal llamado tremendista. Toreó en Madrid 23 corridas, cortó 32 orejas y salio siete veces por al puerta grande”





El historiador francés 
Bartolomé Bennassar, en su Historia de la Tauromaquia, escribe:


"Litri, sin recursos técnicos relevantes y desprovisto de dotes artísticas, puso de moda el "tremendismo". Su toreo eléctrico, fundamentando en el cite a 20 metros del toro, al que aguardaba, sin moverse, para desviarlo en el último momento con una breve incitación de la muleta, presuponía una sangre fría a toda prueba, enormemente efectista cara al público. Abucheado y ridiculizado, a veces, por los espectadores, sobre todo después de las demostraciones de clasicismo de sus compañeros, Miguel Báez sabía volver del revés la grada más adversa en cuatro o cinco minutos de delirio"



El gran aficionado Mariano de la Riestra, en su libro La fiesta de los toros, escribe:



"Es justo reconocer que en los últimos años ha sido el torero que más interés ha despertado en el público. En unión de Aparicio ha llenado las plazas en las temporadas de 1949-50, siendo la salvación de más de una Empresa.........................No me sorprendió su valor; sus familiares fueron valientes en grado sumo. Sí me sorprendió que no fuese sólo denuedo lo que trajo a la fiesta; es un buen torero con el capote, supera la cualidad con la muleta, tiene vista extraordinaria, y como su bizarría le permite torear serena y sosegadamente, deja llegar al toro y mete y saca la muleta cuando debe y sin precipitaciones; lleva al toro muy toreado y templa como el primero. Los que no puedo admitirle son los desplantes de valor en arrodillamientos y otros alardes, fuera de lugar en un diestro como él, y  que sólo pueden justificar el mal gusto de muchos espectadores. Con la espada, como es decidido. cobra buenos estoconazos, resultando matador firme y seguro.....................Lamenté su retirada, pues creo que pudo haber sido algo extraordinario en su estilo, y aun habría llegado a ser torero largo"


JUAN POSADA escribe:


"El único torero que soportó firme su estilo amanoletado fue Litri.................Caso curioso, a Litri le admitían los públicos sus interminables tandas de manoletinas.Triunfaba con ellas. A los demás, cuando pretendían enderezar una faena de baja calidad con ese adorno, les llovían los pitos. Los espectadores de entonces tenían cualificado a cada cual. No permitían que nadie se saliera de sus formas. Por eso, todos mantenían su personalidad en el ruedo"


Robert RYAN, en su libro El Tercio de muerte, escribe:


"El litrazo era la emoción al galope de un cite a gran distancia, el estoicismo de una muleta escondida detrás de piernas firmes, de endeble apariencia, el muletazo, relámpago salvador, sacado al borde de la cogida; un pase natural al valor natural; Litri, inmóvil, de novillero, flor de la torería.............El litrazo fue una emoción con estirpe, hermana del luto. El dolor humano del toreo sacado a la luz, dolor de la fiesta tremenda; un acento que crea época"



Domingo Delgado de la Cámara, en su libro Revisión del toreo, escribe:


"Un admirador incondicional de Manuel Rodríguez Manolete fue Miguel Báez Litri. Al repasar sus actuaciones comprobamos que la influencia de Manolete en Litri fue muy importante. Ahora, Litri no fue jamás un imitador servil de Manolete..............Litri tuvo su propia personalidad, muy acusada por cierto................Litri formó junto a Aparicio la pareja novilleril más famosa de todos los tiempos. Después Litri estuvo en figura durante toda su trayectoría. Y era un torero malísimo, pero tenía una casta desbordante. Litri ha sido un caso de valor y pundonor toreros...............¿Y cómo toreaba Litri? Pues horrorosamente, para qué vamos a decir otra cosa. Codilleaba constantemente y no tenía el menor mando en las embestidas. Todo era una sucesión de pases enganchados. Eso sí: más quieto que un poste de la luz. Aguantaba lo indecible. Sus inicios de faena electrizaban a los públicos. Estoy hablando del famoso "litrazo". Impávidamente dejaba que el toro se le viniera desde más de veinte metros. Cuando ya estaba a punto de cogerle, Litri sacaba la muleta de la espalda y el toro pasaba sin tocarle. Así tres, cuatro, cinco veces. Después, la sucesión de enganchones ante un Litri imperturbable. A la gente ya le daba igual todo. Estaba embalada desde los "litrazos". Mataba de cualquier manera y, ¡hala!, por la puerta grande.............Todo lo dicho sobre el Litri está referido a su etapa épica, la de los años cincuenta. Después, durante los sesenta, se pudo ver a un Litri de más oficio y mejor toreo. Pero ya no llegaba tanto a la gente. He aquí la desdicha de los valerosos exhibicionistas del valor: cuando aprender a torear ya no interesan tanto al público..............Y la razón debe ser que cuando saben torear se exponen menos, hay menos riesgo y el público, por tanto, siente menos emoción"


Benjamín Bentura "Barico"
vio así su presentación en Madrid, el 18 de mayo de 1950:



"¿Qué hizo? Lo que hacen todos, pero de modo muy distinto a como lo ejecutan los demás. Torear por alto, en redondo y por naturales, de pecho y manoletinas. Sus muletazos "saben" a otra cosa que los de los otros toreros. Litri no admite que el toro tiene su terreno. Todos los terrenos, según Miguel Báez lo entiende, son del matador y, en consecuencia, a cada muletazo ha de ceder terreno la res para que el espada toree donde quiera y al ritmo que quiera Litri. El toreo de Miguel Báez no se presta al análisis objetivo, porque apasiona profundamente. Litri es torero de multitudes enfervorizadas"



Barico vuelve a ser testigo de la actuación de Litri en Madrid el 20 de mayo del mismo año: "Litri arrasa todo lo que tiene por delante...............es la riada estrepitosa y brutal que nada respeta y que conmueve a todos......................Puesto a rebuscar defectos en su toreo, yo apuntaría su manía de ejecutar muletazos mirando al público......................Yo quisiera protestar contra esa manera de hacer el toreo, pero mi estado emocional me lo impide"
La Fiesta prohibida, por Manuel Hernández.

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