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martes, 26 de julio de 2022

ALEJANDRO CONQUERO ante su doctorado

 


Debutó en Huelva en el año 2013 y, aunque su tierra no le ha dado todas las oportunidades que el quisiera, Alejandro no ha bajado nunca los brazos. Ya saben eso de “el que la sigue la consigue”. Y a ese clavo se aferró el joven novillero. Ha toreado en Madrid, en Sevilla y ha sacado provecho de su paso por el conocido como “Valle del terror”. Desde el año 2018 viene pidiendo la alternativa, pero no terminaba por darse. Ahora, el próximo 30 de julio, escribirá una de las tardes (si no la que más) más importante de su trayectoria. A manos de Manzanares y con Roca Rey como testigo, Alejandro Conquero se doctora en la plaza de sus sueños, en Huelva. Un sueño por el que tanto ha luchado y por el que ha llegado a rechazar ofertas. Y es que, Alejandro, nos deja unas lecciones que más de uno debamos anotar: querer es poder, la paciencia es necesaria y el trabajo da sus frutos.

Alejandro, puede ser el próximo 30 de julio el día más importante de tu trayectoria?

Yo creo que sí. He tenido tardes de gran relevancia para mi carrera como pueden ser Madrid y Sevilla, pero si ya de por sí tomar la alternativa es un día importantísimo, hacerlo en tu tierra, frente a tu gente, lo tiñe de un color más especial aún.

No es un secreto que no es la primera alternativa que se te pone sobre la mesa.

Así es. Pero quería Huelva, quería mi tierra. Es más, llevaba pidiendo la alternativa 4 años y, durante ese transcurso, han llegado ofertas muy tentadoras con grandes figuras del toreo en el cartel acompañadas de ganaderías de nombre, pero yo tenía en mente Huelva y rechacé todas ellas. Dicen que la esperanza nunca se pierde y el tiempo me ha acabado dando la razón. Es mi sueño, lo que yo quería y no cabe la ilusión en mí porque llegue ese día.


Son muchos los que se quedan en el camino. El hecho de tomar la alternativa, ¿supone ya un triunfo?

Podríamos decir que sí. En cierta manera, es el inicio de todo y digamos que, a partir de ahí, es cuando, realmente, entras en el escalafón. Es decir, el primer paso es entrar, ya después habrá que luchar por codearse con las grandes figuras; pero, respondiendo a la pregunta, claro que es un sueño cumplido. Una vez se toma la alternativa, pase lo que pase, el sueño de un niño de llamarse “torero”, con todo lo que su nombre implica, se ha convertido en realidad.

Sueño que se incrementa con las figuras del cartel. Pero, hablando de sueños, ¿ cuál era tu cartel idealizado para este día?

Sinceramente no tenía un cartel de ensueño, aunque mi torero favorito siempre ha sido Morante, por lo que tener de padrino a Morante de la Puebla hubiese sido mi elección en caso de haber podido decidir. Pero no hay que obviar a las dos grandes de figuras con las que comparto nombre en el cartel a las que admiro muchísimo. Manzanares con esa clase y ese toreo tan personal; Roca Rey, que qué vamos a decir de él…, arrollando allá por donde pasa y todo se completa con una ganadería que, para más inde, me gusta mucho por ser una ganadería que embiste en bravo y es un animal que me viene muy bien. En definitiva, una tarde a la que no se puede pedir más y tan solo queda disfrutar de la misma.

Es un triunfo tomar la alternativa, pero no supone una meta, sino el inicio de un nuevo camino.

Así es. Es el inicio de una nueva etapa. Una etapa muy difícil, una etapa en la que, por lo general, los toreros tienen un parón y soy consciente de ello, pero vamos a intentar que el transcurso de un escalafón a otro sea lo más fluido posible y aprovechar las ferias que nos llamen para darlo todo y, al menos, dar motivos para que al siguiente año vuelva a sonar el teléfono.

Has definido el estilo de Manzanares como personal, el de Roca Rey como arriesgado. Alejandro Conquero como…

No me gusta definirme a mí mismo. Intento hacer un toreo puro, de verdad; muy desde el sentimiento. Soy un torero algo irregular: cuando el día conecta y veo la faena, todo va de corrido según lo que nace, y cuando no lo veo intento cumplir con la afición. Pero mi intención es transmitir lo que llevo dentro y ese sentimiento distinto.

¿Qué ocurre esos días en los que no ves la faena?

En mi etapa de novillero he tenido tardes de todos los colores, mentalmente hablando. Antes de salir a la plaza, yo ya sabía si iba a estar bien o mal. Eso me ha hecho saber qué tengo que hacer para llegar a la plaza mentalmente preparado.

Y eso se traduce a…

Ciertos entrenamientos, mentalización a nivel espiritual… Medito mucho para intentar tener un nivel mental muy controlado. La alimentación, el descanso…. Intento llegar a la cita en mi máximo apogeo mental.

¿Cuáles te gustaría que fuesen las palabras del maestro Manzanares?

Las que sean, seguro que serán positivas. Por lo que me han contado, si es un gran torero, más grande es como persona, así que lo que él me diga quedará grabado en mí para tomarlo como consejo y así mejorar como torero.

¿Cómo evolucionan los sentimientos conforme avanza el calendario? Seguro que veías la cita muy lejos y ya está prácticamente aquí.

Pues las sensaciones están siendo muy buenas. Cuando entreno de salón o toreo me acuerdo mucho de ese 30 de julio y tengo unas sensaciones muy bonitas, muy especiales; distintas a todas las tardes anteriores.

Miedo, responsabilidad, emoción…

La responsabilidad me viene muy mal cada vez que me he aplicado esa máxima. Yo voy a disfrutar, a expresar lo que siento. No llevo 50 corridas de toros, pero sé que voy a dejarme el alma en la plaza, voy a hacer lo que sé: darlo todo.

El nivel que hay en ese cartel va a exigir mucho.

Es cierto. El maestro Manzanares y el maestro Roca Rey van a exigir mucho, pero, como bien he dicho, voy a hacer lo que sé y lo que siento. Cada animal es un mundo y, por tanto, cada figura tendremos que adecuarnos a nuestro animal. No sé que va a ocurrir cuando se abran las puertas de toriles, pero voy a entregar todo.

Es 30 de julio, el reloj marca la hora y suenan los clarines. Se abre la puerta de cuadrillas. ¿Qué se te pasa por la cabeza?

Depende del día (risas). Intento, sobre todo cuando consigo estar bien, no pensar mucho en qué va a ocurrir. Disfruto cada momento de la tarde: haciendo el paseíllo, cuando llego a las tablas, cuando torea el compañero… Como digo, disfrutar de lo que acontece en el ruedo, de la experiencia de la tarde y no tener la cabeza ocupada con pensamientos que no ayudan.

Dejas atrás una etapa. ¿Cuál es el mayor recuerdo que te llevas de ser novillero?

Tengo un recuerdo muy bonito de temporadas enteras por la parte del conocido como “Valle del terror”, con novilladas muy fuertes, muy serias, de variados encastes. Entonces, el mero hecho de sobreponerse a esas tardes, esos animales, ese volumen y el hecho de poder con aquello y hacerle el toreo tan serio… Esa etapa es la que más me llevo en el recuerdo. Y mención aparte a Madrid. Una plaza que, cada vez que he ido, he tenido sensaciones muy buenas, destacando la última con Saltillo en la que me sentí muy confortable.

¿Tienes miedo al futuro en cuanto a lo complejo que resulta abrirse hueco en el escalafón?

La realidad es la que hay. Los festejos se han reducido en los últimos 20 o 30 años y, evidentemente, los puestos son los que son. Pero tengo fe en que, en los sitios que me pongan, vaciar todo lo que llevo y así poder ir ganando paso a paso hueco en el escalafón. Al final, un camino de 10.000 kilómetros comienza con un paso.

Ahora que inicias una nueva etapa, ¿cómo se compondría tu torero perfecto?

Si hablamos de torero perfecto, tiene nombre y apellidos: Morante de la Puebla. Podemos hacer piezas de toreros, como bien se refiere la pregunta, pero un torero que me llena de verdad toreando, es Morante. Hasta haciendo el paseíllo (risas).

Para una cita tan especial, me imagino que tendrás pensado el traje de luces.

Sí, lo tengo pensado y elaborado, aunque aún tengo que ir a probármelo. Lo único que voy a adelantar es que va a ser muy diferente a lo que se pueda pensar de un traje de alternativa. No tiene nada que ver.

El tradicional blanco y oro.

Oro es, pero blanco no (risas).

Y el pasodoble…, ¿te gustaría alguno en especial para tu primer toro?

Pues no soy muy de pasodobles, la verdad. Yo si tocaran flamenco, me gustaría más.

Como el maestro Morante. Te montamos un piano para que el maestro Dorante acompañe con su fabuloso Orobroy.

O el gran Rancapinos por alegrías.

Bueno, Talavante se arrancó a cantarle al toro en medio de una faena.

El problema es que canto muy mal (risas).

Muchas gracias por la entrevista, maestro. Nos veremos en la Merced el próximo 30 de julio para contar esa cita tan especial.

Gracias a vosotros.

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