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domingo, 9 de abril de 2023

Un pregón ‘académico´

 

El director de la RAE pregona en Sevilla sobre las relaciones entre la literatura, el lenguaje y los toros

“Renieguen o aplaudan la fiesta, la amen o la detesten, todos usamos los mismos términos y hemos incorporado la expresiones taurinas a nuestro vocabulario. Durante siglos se ha discutido si los toros son una afrenta a las costumbres civilizadas o una muestra particular de la cultura de un pueblo. Hasta el Tribunal Constitucional español se ha inclinado por reconocer que los toros forman parte de la cultura, aunque más por intuición que siguiendo un argumentario bien razonado. Y he aquí que la clave está en la lengua”.

Esta fue una de las conclusiones de Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia, en el pregón taurino de la Feria de Abril, que ha pronunciado en la mañana de este domingo en el Teatro Maestranza de Sevilla, a escasos metros del ruedo taurino.

“Hemos incorporado los toros a la parte más preciada de nuestra cultura”, continuó, “la que más vale y es más universal: el idioma que usamos para comunicarnos y entendernos con más de 500 millones de personas en el mundo”.

Así culminó el intelectual cordobés su debut taurino en Sevilla en ese acto ya tradicional del pregón que organiza la Real Maestranza de Caballería, propietaria de la plaza, que es la antesala de la corrida del Domingo de Resurrección, y la inauguración oficial del abono de la Feria de Abril.

El pregonero, que fue presentado por María Dolores de Cospedal, exsecretaria general del PP, quien lo definió como “un hombre global”, dejó claro desde el inicio de su intervención que su vocación ha sido siempre clara por el trabajo intelectual, la abogacía y la cátedra universitaria.

Recordó, no obstante, que fue el rejoneador Ángel Peralta, ya fallecido, junto a su hermano Rafael, quien le inculcó la afición a los toros; hizo un repaso histórico de las relaciones entre la literatura y los toros, y se detuvo, finalmente, en la incorporación del léxico taurino al lenguaje normal de la calle.

Recordó que hace 30 años se produjo su bautismo taurino, cuando Ángel Peralta pronunció el pregón de la Feria de Abril y comenzó a adentrarse de su mano en los misterios de la tauromaquia. “Yo sabía muy poco de la fiesta por entonces pero fui, eso sí, a partir de entonces, un alumno apasionado”.

Conoció las biografías de los caballos del rejoneador, “y Ángel y Rafael me enseñaron que lo importante era su alma. ¿Te has fijado en la expresión que tiene?, decían. También el alma era lo fundamental que había que ver en los toros para poder intuir su nobleza y su bravura”.

Dijo que los hermanos Peralta se empeñaron también en hacerlo ganadero. “Me cedieron una punta de vacas que fueron a parar, por primera vez en la historia taurina, a una dehesa del Valle de los Pedroches y declaro que en esto fracasaron”.

Añadió entonces que “apareció en mi vida con fuerza la cultura taurina, y me pareció muy interesante conocer cómo se ha producido el acercamiento entre la fiesta y la literatura porque ha habido momentos de tajante separación, movimientos de aproximación y una situación actual que parece que, de nuevo, es de distanciamiento”.

Añadió Muñoz Machado que “si examinamos la relación de la Real Academia Española, fundada en 1713, con los espectáculos taurinos podremos establecer conclusiones muy exactas sobre cómo ha evolucionado la relación entre los toros y la cultura en estos 300 años”.

Explicó que en el siglo XVIII abundaron los detractores de las corridas, y que a algunos escritores importantes de la Generación del 98 se debe la reconciliación final de la literatura con los toros. “La del 27 fue la generación de escritores españoles que más ha escrito sobre toros y corridas en toda la historia de España elevando los primores del toreo a arte poético”, afirmó.

A su juicio, la Generación del 27 contribuyó desde la Real Academia Española a normalizar la utilización del lenguaje taurino y a convertir sus expresiones en la parte más reconocida del lenguaje usual de los españoles. Académicos como Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Melchor Fernández Almagro y José María de Cossío, el autor de la impresionante enciclopedia taurina titulada Los Toros, “llevaron la cultura taurina a la Academia, lo que se notó enseguida en el crecimiento del vocabulario taurino en el Diccionario”.

“He comprobado que el 30% del vocabulario taurino que recoge el Diccionario fue incorporado en los años en que los miembros de la Generación del 27 están activos como académicos de la RAE”, prosiguió, “entre los años cuarenta y setenta del siglo XX. Y a partir de entonces es apreciable un crecimiento sustancial del léxico taurino en la obra hasta alcanzar más del 70%”.

“No me cabe duda de que este crecimiento de la representación léxica de la cultura taurina no se debió a que súbitamente creciera o se normalizara y difundiera el vocabulario relacionado con lo taurino”, aclaró, “sino a un mejor conocimiento y una mayor sensibilidad de los académicos, especialmente los escritores que formaban parte de la Academia, que supieron captar el lenguaje de uso corriente por los españoles, el peso de la tradición taurina en la vida de los ciudadanos”.

“Usando, en fin, una de esas expresiones taurinas que forman parte del habla usual, les deseo que se vengan arriba esta tarde en la corrida y durante toda la Feria de Abril, y disfruten con la prometedora temporada taurina sevillana”, terminó.

Así concluyó el director de la RAE su disertación taurina en Sevilla, más parecida a una lección magistral académica, como corresponde al personaje, que a un pregón tradicional, género ya en desuso. A pesar de ello, fue despedido con una larga y sentida ovación, señal inequívoca de que Sevilla reconoció su valía y aceptó agradecida la información recibida.

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