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martes, 3 de septiembre de 2024

El caso Fortes.

 Por Jaime Roch.

El caso Fortes pone en evidencia los pasadizos subterráneos -casi secretos- del sistema taurino, un régimen demasiado emponzoñado que olvidó a un espada de su categoría después de la pandemiade la covid(años 2020, 2021, 2022 y 2023). ¿Cómo un torero así puede estar fuera de las ferias?, es la pregunta que nos viene a la mente cuando vemos una tarde tan cautivadora como la suya hace unos días en la Feria de Málaga, la única plaza española que ha contado con él en 2024.

Pero Saúl Jiménez Fortes, que ha insuflado un aliento renovador al escalafón de matadores de toros gracias a su singularidad estilística, ha sido capaz de convertir las regiones más áridas en una tierra fértil donde germina el toreo más auténtico, el más puro también. Ese de echar la muleta abajo del hocico del toro, asentarse de plantas y llevar la embestida con hondura hasta detrás de la cadera. 


¡Vean los vídeos, los reportajes o cualquier documento de aquel 20 de agosto! Porque su manera de torear engloba, en este caso, la totalidad creativa de un hombre con 13 años de alternativa que contempla su realidad más allá de sus apariencias, traspasando sus límites convencionales o aquello que nos dicen que en verdad es el mundo.


«Los tiempos de Dios son perfectos», señala sin nostalgias ni lamentaciones el propio torero desde el aeropuerto camino del Perú, un país que junto a México ha sido su salvavidas en el ostracismo. Se encuentra tranquilo, con una sensación de haberse vaciado completamente delante del bravo y recuperado de la cornada en el muslo derecho de 14 centímetros, con una trayectoria de 20: «Tenía la sensación de que me daba realmente igual cuál fuera el siguiente paso a esa tarde», aclara.


Un camino de búsqueda.


En este tiempo atrás, inició un camino sinuoso de búsqueda, casi en solitario, que ha desembocado en una de las cimas de la temporada: sus cuatro orejas en la Malagueta mano a mano con Andrés Roca Rey (ahí queda la generosidad del número uno para anunciarse en este cartel) y su clamorosa salida en hombros por la puerta grande Manolo Segura.

Tres faenas que deberían hacer tambalear las estructuras que sostienen el llamado sistema taurino -o, al menos, replantearlas- y, en definitiva, remover las conciencias de quienes se olvidan de este tipo de toreros sin la más mínima aversión crítica de cara al futuro de la fiesta.

Tres faenas -especialmente la primera- que mostraron cómo ha escarbado cada vez más profundamente en la conciencia personal de su concepto y en la lengua consustancial de emoción a esa propia introspección que rompe todos los límites. Una excavación interior que ya tuvo sus frutos en Las Ventas frente a ‘Mucamo’ de Victorino Martín (marzo del 2018) a través de influencias de maestros de la talla de Fernando Cámara, Julián Guerra, José Antonio Carretero, Luis Miguel Villalpando o Espartaco padre y que ahora ha desembocado en esa obra cumbre a ‘Ponderoso’, de Núñez del Cuvillo. Lo que debe ser un nuevo punto de partida después del olvido en las ferias. Memoria, señores, no de ayer, sino de hoy.

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