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domingo, 26 de marzo de 2017

Talavante desatado

Castellón, 25 mar. (COLPISA, Barquerito)
Sábado, 25 de marzo de 2017. Castellón. 4ª de feria. Soleado, fresco. Ventoso durante la lidia del primero. Lleno, 8.500 almas. Dos horas y veinte minutos de función. Cinco toros de Garcigrande (Concha Escolar) y uno -2º- de Domingo Hernández. El Juli, silencio y oreja tras un aviso. Sebastián Castella, que sustituyó a Roca Rey, saludos tras un aviso y una oreja que rechazó. Alejandro Talavante, saludos y dos orejas. Notables pares de José María Soler al cuarto y Juan José Trujillo al sexto.
Talavante se enrosca a capricho en faena de temple mayor.



A toro picado, Talavante se echó el capote a la espalda para ajustarse en un  quite por gaoneras que remató con larga afarolada. Bonita la idea. No fue la única brillante, sino tan solo la primera de las muchas de un Talavante pródigo, plantado en firme pero en casi desmayo, facilísimo, suelto y resuelto.
Acoplado con ese tercer toro que al cabo de cuatro o cinco tandas se derrumbó como si se le hubiera reventado el corazón. Solo que  antes, incluso roncando como suelen  los toros enfermos, vino y quiso, buscó agua un par de veces, metió la cara y repitió.
Siempre estuvo Talavante con la muleta puesta. O en las suertes naturales o en cambios de mano malabares y, si no, en la arrucina marca y patente de la casa, que asusta. Un desarme tan inoportuno como el medio reventón del toro, que redivivo, se prestó a una trenza de muletazos sin espada.

Pura placidez, el cuerno de la abundancia esa faena de Talavante, que se enroscó sin empacho el toro cuanto quiso y como quiso y, ahora sí, la mano izquierda lo ayudó a seguir planeando luego de iniciado el vuelo raso, y el vuelo mismo de la muleta en toques de precisión soberbia. Ni un enganchón. Ni un renuncio. El ajuste imprescindible, pura limpieza. Molinetes de sorpresa.
Hubo un natural de no se sabe cuántos grados de giro, y el de pecho que lo abrochó, muy ampuloso
Un inesperado final por bernadinas de las genuinas y no de las otras, una estocada hasta la bola y el toro al desolladero sin las orejas.

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