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domingo, 5 de marzo de 2017

Velada taurina en Gibraleón.

Paco Guerrero - Huelva Información.

No han pasado tantos años desde que Gibraleón celebraba por San Lucas toros en su plaza. No ha pasado tanto y, sin embargo, visto desde la resonancia de ese acto celebrado en el Círculo de Labradores y Ganaderos ayer noche, parece sin duda una eternidad. Para volver a la arena taurina la empresa había dispuesto cartel importante. De los que no defraudan a quienes les conocemos y embelesan a quienes no les conocen como conferenciantes de lujo, que lo son.
 Fernando Cuadri, ganadero querido y respetado, David de Miranda, recién alternativado en su tierra, y como esa tercera pata de un trípode que le da singularidad como mesa nunca compuesta, se sentó frente a su afición Melchor Rodríguez, un aficionado cabal, fotógrafo con recursos y junto a ello, transportista de toros de lidia. 
Todos son partes de esa cadena que hace desembocar al toro en la plaza desde el campo. Velada apasionante. Ciento veinte años como entidad que cumple una asociación fundada en 1897 no eran para menos. Lógico ese llenazo de público que abarrotó el amplio salón de la ya mencionada entidad de labradores y ganaderos.
Y lógico el acierto que le puso a la terna actuante el gerente de tamaña empresa como fue el crítico taurino Javier García Baquero, ameno en la introducción, certero en la conducción de un acto que durante dos horas mantuvo el interés y el silencio en el amplio auditorio que cobijó ayer en Gibraleón a la Tauromaquia.
 Tres vídeos para enmarcar la personalidad de cada uno de los invitados a la mesa, sirvieron para posicionarse de cara al público.
 Poco más tarde llegaron las experiencias, las preguntas, los muchos años de haberes y deberes acumulados
. A flote, esa humildad y conocimiento de un ganadero grande como Fernando Cuadri, capaz de confesar que “yo no vengo a este tipo de actos a enseñar nada a nadie. Me conformo con que ustedes escuchen mis argumentos y juzguen el porqué de muchas cosas que le ocurren al toro tanto en el campo como en la plaza. Tenemos la obligación de enseñar que esa etapa del toro durante su vida argumenta su papel en la plaza”.
 A Miranda le correspondió hablar del hombre y el torero. Joven, pero ya con el bagaje de haberse doctorado como matador de toros, Miranda habló de sensaciones, de una carrera que está empezando y necesita tiempo, de metas cumplidas, miedos y esperanzas. También de un ganadero amigo que esa noche estaba a su lado. “Siempre le digo a mi cuadrilla cuando terminamos una tienta en casa de Cuadri –confesó el torero– que parece que he toreado una corrida de toros. Siempre ha sido y será un animal muy especial y diferente a todos”.
 Once años de chófer como transportista de toros. Muchos más de afición y otros tantos de cariño y aprecio por la Fiesta. Ese puede ser el perfil correcto de quien fue amalgama de ese acto taurino celebrado anoche en Gibraleón. Tiempo y vivencias en las que contar que “todo lo que toca el toro tiene unas sensaciones diferentes. No somos conductores al uso. Todo lo adaptamos a que el viaje sea lo menos duro posible para el toro. Cuidamos frenadas, movimientos bruscos. También nosotros nos sentimos parte activa de una tauromaquia en la que a través nuestra une el campo bravo con la plaza y por supuesto a un animal que tiene la oportunidad de volver vivo en el cajón de ese camión que le llevó a la plaza".
 Dos horas de charla, lleno y gentes del toro hablando de cosas que bien conocen, aportan un fenomenal balance final.
 Brillantez que la alcaldesa olontense, Lourdes Martín agradeció en su intervención final a cada uno de los conferenciantes, amén de felicitar a la entidad que anoche dio cabida a tan agradable velada taurina. Gibraleón, toros y toreo.
 Ojalá que con actos de este tipo y por mucho tiempo.

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