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lunes, 16 de enero de 2012

De encrucijadas e inteligencia.

No hay que ser especialmente observador para entender que la fiesta de los toros está metida en una difícil encrucijada, de la que saldrá o no reforzada para el futuro en función, entre otras cosas, de las decisiones que adopte la gente que gobierna esta industria.

Permitan pues que uno, consciente de la magnitud del reto, comience a tener sudores fríos y si me apuran hasta tembleques.
Claro, porque la grave crisis económica, la corriente de pensamiento favorable al animalismo más radical, los ataques constantes del nacionalismo más rancio o el desinterés galopante con el que los grandes grupos mediáticos enfocan el toreo, hacen que el futuro para la tauromaquia pinte bastos, sobre todo si ante los grandes desafíos a los que se enfrenta, unos tocan la lira y los más se montan batallitas por su lado.





Tengo la convicción plena de que el toreo no es consciente del momento complicado que vive, seguramente el más grave de su historia, porque de ser así se evitarían divisiones y guerras fratricidas en la Desunión de Ganaderos de Toros de Lidia -menuda cuadrilla-, las figuras se plantearían sus reivindicaciones con otro cariz menos interesado y particularista y hasta los empresarios abrirían los ojos a la verdadera promoción de su negocio con espectáculos llenos de verdad.



Y por cierto, hasta la prensa taurina se quitaría de encima esa caspa de décadas enteras bailando el agua al taurino de turno, algo que no le ha permitido hacer su función como debiera.

Aquí no se trata de necesidad de nuevos valores o incluso de nuevas formas de interpretar el toreo. Eso está garantizado y asegurado.

Lo que hacen falta son nuevas estructuras para este negocio y una organización del toreo unida, moderna y mucho más influyente en la sociedad.

Que se enteren de una puñetera vez que ya no valen las soluciones viejas, ni las prácticas caciquiles, ni las triquiñuelas de pillos con puro y guayabera.

Que los retos son grandes y la historia del toreo ha de juzgar a sus responsables actuales por la grandeza con la que los afronten.

Se juegan su futuro, no sé si lo saben, pero también la pervivencia del propio espectáculo y por eso tengo sudores fríos y hasta tembleques.



Y una última cosa: Obren con inteligencia.















Fdo: F. Belmonte

1 comentario:

Diego Cervera Garcia dijo...

Sr Plaza:
Se puede decir mas alto, pero no mas claro.
Un saludo