El puntillazo con el
que la cadena SER ha atronado el programa 'Los Toros' -49 años en
antena, que se dice pronto- ha vuelto a poner de manifiesto el estado comatoso del planeta taurino.
Que sufre alguna enfermedad rara, probablemente autoinmune, como el
lupus, que le provoca una analgesia absoluta.
Ni siente ni padece
mientras su carne se pudre.
La desaparición del último espacio de
información taurina en las ondas, en la cadena de mayor audiencia de la
radio española, no ha conmovido un ápice a las gentes taurómacas,
probablemente inconscientes del gravísimo calado de la noticia.
El silencio se extiende sobre la fiesta brava, ya desconectada desde hace demasiado tiempo de las televisiones generalistas.
Lo que no se ve, no existe. Lo que no se oye, tampoco.
Recientemente leí un soberbio articulo de Carlos Ruiz Villasuso: ponía luz sobre la sibilina y maquiavélica estrategia de
silenciar los toros. Ya hay, al menos, dos generaciones que han crecido
de espaldas a la tauromaquia
Existe un paralelismo en le gueto
informativo con el que en su día se estableció en España con el boxeo. Y
también en el modo de operar de los profesionales del noble arte y del
arte de los toros. En otra ocasión lo abordaremos.
Hablé con
Molés para saber las posibles razones del cierre de un espacio de
referencia, un clásico, de extraordinarias cifras en los EGMS de los
años gloriosos,
el último de Filipinas en las ondas.
Argumentaba Manolo Molés
la nula rentabilidad en publicidad de un buena audiencia, que en su día
rozó el millón de oyentes. Pero esto, no por cierto, es toda la verdad.
Hace 15 años tampoco entraban las cuñas publicitarias y ahí estaban
florecientes los programas de 'El Albero', en la Cope, con el calambre
informativo de Pedro Javier Cáceres. O el de Donaire en Onda Cero. Y no
recuerdo quién guiaba las ondas taurinas de radio Inter pero había
pastor y rebaño. No queda nada. Ni un programa en la
parrilla radiofónica. La reliquia inaudible de 'Clarín' que RNE mantiene
en la voz de José Luis Carabias y probablemente la pica en Flandes de
EsRadio.
Que el otro día olvidé mencionar entre los reinventados
espacios taurinos de la Cope y Onda Cero en digital. ¿Miramos a la
prensa escrita? Vamos a dejarlo...
La SER ha ido acorralando, año a año, en la parrilla y en sus frecuencias, al programa 'Los Toros' hasta apuntillarlo. A propósito de la no reacción del planeta taurino,
y también de afición inactiva a la hora de reivindicar espacios
cercenados, recordaba una anécdota que me contó Federico Arnás,
compañero y sin embargo amigo, cuando TVE volvió a retransmitir una
corrida. Desde Cáceres, creo que fue.
En el Ente público recibieron un
aluvión de cartas de antitaurinos.
De los protaurinos ni las gracias.
Bueno, en las redes puede que sí hubiera ciertas señales de vida: que
si vaya plaza para el regreso de los toros a la cadena de todos, que la
ganadería no valía nada y los toros menos, que si el torero no merecía
ni las palmas...
Somos así, señoría. Los siglos nos juzgarán.
Y
seguiremos siéndolo. Desaparecerá 'Tendido Cero', al tiempo, y nadie moverá un dedo. Hasta que se complete el apagón total y se consume la era de la extinción.
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