Según FAWEC (Centro de
Educación de Animales de Producción), el concepto de bienestar animal
incluye tres elementos que son el funcionamiento adecuado del organismo,
el estado emocional y la posibilidad de expresar conductas normales a
cada especie.
"El bienestar animal es una rama científica y técnica
dentro de las disciplinas docentes de la profesión de Veterinaria".
Hay
otro concepto que es la legislación en protección animal, que es lo que
tiene que hacer el ser humano para garantizar ese bienestar.
Está
asumido a nivel científico que al menos se tienen que cumplir las
llamadas cinco libertades, que de forma muy sintética son:
1, la
ausencia de hambre;
2, incomodidad térmica o física;
3, ausencia de
dolor, estrés
y miedo;
4, la posibilidad de desarrollar su
comportamiento natural
y 5, ausencia de enfermedades y lesiones.
Fueron
las aprobadas en la comisión de Branbel de los años 70», comenta Nicolás
Urbani, veterinario de profesión y especializado en producción animal y
cinegética.
«Es muy complicado establecer con qué instalaciones un
animal está confortable o no. Técnicamente hay ciertos baremos, pero es
curioso que incluso las propias normativas establecidas difieren entre
las distintas comunidades. Yo puedo estar ahora muy cómodo en un sofá,
relajado y feliz, pero eso no significa que mi mascota vaya a estar
también feliz tumbada en el sofá. Puede que lo sea más en su ámbito
natural, pudiendo correr y desarrollando sus instintos naturales.
Arrastramos un problema importante e infantiloide en los últimos años
que es la humanización de los animales, es decir, querer ver a los
animales como personas e incluso atribuirles las mismas expresiones, lo
inculcamos así a través de los dibujos desde niños. Pero la realidad, la
naturaleza no es esa. La verdad es que hay animales depredadores y
otros predados, de ahí que haya esa discusión entre filósofos y juristas
en la que se dice que los animales no tienen derechos, porque tampoco
tienen obligaciones ni capacidad intelectual», prosigue Urbani, «es
importante ser sensatos y conocedor de cada especie, ¿dónde ponemos el
límite? ¿Controlamos una epidemia de garrapatas, que también son
animales y atacan a nuestros perros o la dejamos? ¿O una plaga de ratas
en las ciudades? Esto es un severo debate en el que es fácil caer en la
hipocresía y poner en riesgo sanitario a la población y a otros
animales».
La cría de
toros bravos ocupa 250.000 hectáreas sólo en España, que ascienden a
300.000 si tenemos en cuenta la Unión Europea definidas por la misma
como Sistemas de Alto Valor Natural.
Una extensión que convierte a
España en patrimonio ecológico con una importante reserva natural de
biodiversidad, la que le proporciona el toro bravo y su peculiaridad.
Un
animal que requiere cerca de dos hectáreas por cabeza para su crianza y
que protege a especies en peligro de extinción como son el lince, el
águila imperial y la cigüeña negra.
Es en la dehesa donde se crían los
toros donde se desarrollan los programas de conservación de especies
protegidas, pero, curiosamente, lejos de ellas, en la gran ciudad, donde
se tiene a bien tramitar la ley de bienestar animal.
«Hay una cosa que
me da mucha rabia y es que me da la sensación de que la clase política
trata a la gente de campo como si fuéramos unos incultos y no es así, yo
soy ganadero, pero he estudiado Física, conozco el campo, su dureza, lo
amo, sé cómo son los animales, cómo se comportan entre ellos y con el
hombre y las líneas que no se pueden rebasar. Me encantaría que hubiera
una ley de bienestar animal. Los animales no solo son los perros que la
gente tiene en casa, también hay serpientes, zorros, jilgueros. Yo
invitaría a muchos a los que se les llena la boca y se sienten con esa
superioridad moral a venirse al campo un mes y luego planteen con
conocimiento de causa la ley de bienestar animal, que seguro que estará
más ajustada a la realidad», dice Moisés Fraile, propietario de la
ganadería de bravo de El Pilar.
«Hay
una cosa que me preocupa mucho y es la educación que se les da a
nuestros hijos. Se les inculca que todos los animales son amigos y esa
no es la realidad. Los animales silvestres no pueden tener relación con
el ser humano y aquí hacen creer que el jabalí lo puedes tener como
mascota y hay que ayudarlos y no es así. Es inviable. Los animales no
siempre son nuestros amigos, porque su propio instinto se lo impide».
«Es
un tema complejo y hay mucho que debatir», apunta Juan Herrera,
Ingeniero forestal y director de la Escuela Española de Caza.
«Cuando se
habla del maltrato a niveles silvestres y nada tiene que ver con
actividades como la caza; hay mucho desconocimiento, porque la caza es
gestión de poblaciones. Ahora, está ocurriendo ya con el tema de los
jabalíes, que hay problemas de sanidad por el exceso de población,
encuentra el campo cada vez más despoblado y va a las zonas preurbanas
donde encuentra vertederos. La caza es súper necesaria, porque no sólo
hay daños en el ecosistema, sino también accidentes de tráfico,
problemas para la agricultura y puede haber ataques a mascotas, como ya
ha ocurrido, en el que acaban involucradas personas», mantiene Herrera.
En cuanto a lo jurídico,
«es un disparate, por un lado tenemos el Código Penal y por otro las
leyes autonómicas y unas pueden contradecir a otras. Hay que distinguir
de qué tipo de animales estamos hablando, porque no es lo mismo un
perro, que una gallina, una oveja o una rata. No es fácil definir qué se
entiende por bienestar animal y mucho menos cuando se puso sobre la
mesa el horario de trabajo de los animales. Hay veces que todo esto se
convierte en una caricatura de una realidad sensata», dice Alonso
Sánchez Gascón, abogado.
El
nuevo vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, tendrá la próxima
palabra al respecto.
Habrá que esperar movimientos de tierra, del
ecosistema, de la biodiversidad, en los despachos recién estrenados de
la gran ciudad.
¿Bienestar o prohibicionismo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario