El rejoneador Francisco de Posada inició esta saga a finales del siglo XIX y entre sus descendientes se cuentan ya cinco matadores de toros
Este relato es del mismísimo Juan Belmonte. Sus primeras andanzas en el mundo del toro surgieron en parte gracias a la 'vista gorda' que muchas veces hacía Francisco de Posada.

Francisco tuvo tres hijos: Curro, Antonio y Faustino, los cuales siguieron sus pasos. Antonio fue un gran torero de la época. A Faustino lo mató un astado de ocho años de edad, de la ganadería de Miura cuando le quedaban dos semanas para tomar la alternativa, un 18 de agosto de 1907 en la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Recibió una cornada en el cuello que fue mortal. Por último, Curro también fue matador de toros. De hecho, tomó la alternativa en Pamplona, un 13 de julio de 1913. Alternó mucho con Juan Belmonte y ambos debutaron como novilleros en Madrid el mismo día. Los tres toreros tenían una hermana llamada Rocío, madre de Juan, que también fue matador de toros: Juan Posada.
Días después cortó tres orejas en una corrida de Galache y se proclamó triunfador de la feria de San Isidro. Aquel torero de corte clásico y puro, que derrochaba quietud y que había bebido taurinamente de las fuentes de Belmonte comenzaba a despuntar y a triunfar allá por donde iba.

Después de un proceso de recuperación lento, volvió a torear pero ya nada era lo mismo. Así que decidió retirarse y se licenció en Ciencias de la Información, convirtiéndose así en el primer matador de toros periodista titulado. Falleció hace poco más de un año, pero los que lo conocieron lo definen como una buena persona, con carácter pero especial, distinta y peculiar.
Juan tuvo un hijo que también siguió sus pasos, Antonio, quién tomó la alternativa en 1990 en Villarrobledo y que actualmente se encuentra retirado de los ruedos. El quinto matador de la familia es más cercano en el tiempo: Santiago Ambel Posada (Badajoz, 1984) pero, si la suerte acompaña, no será el único pues sigue de cerca sus pasos su hermano pequeño, Juan Luis 'Posada de Maravillas' (Badajoz, 1994), novillero sin picadores y alumno de la Escuela Taurina de Badajoz. Ambos son nietos de Juan Posada. Su madre, Maravillas, es hija del torero y periodista andaluz.
Por si fuera poco, ambos son primos del banderillero Javier Ambel, que actualmente forma parte de la cuadrilla de Sebastián Castella. Los 'Posada' son, por tanto, una de las dinastías más largas que aún permanecen en activo.
Fue en una visita que hizo a Badajoz, unas navidades. «Recuerdo que fuimos a la ermita de Bótoa porque yo quería enseñársela y entonces, en el campo, me dijo que sacase el capote y la muleta que quería verme torear. Le dije que no, que me daba vergüenza porque había gente por allí pero entonces me recordó que si quería ser matador de toros iba a tener que torear en público, así que tendría que quitarme la vergüenza», comenta.
Su hermano Juan Luis decidió que quería dedicarse al toro viendo los pasos de su hermano. Su padre le llevó a verle en una novillada de Madrid y quedó encantado con el ambiente, lo que hizo que acudiese a más festejos. «Hasta que un día fui a un tentadero a campo abierto en la finca de Miguel Moreno, se vino una vaca hacia donde yo estaba y la eché para fuera con un capote que yo tenía. Luego otra, que iba por las querencias, le di un pase y me gustó. Empecé a ir a la ganadería de Luis Terrón a torear vacas que tenían las fundas puestas, detrás de un rejoneador y supe que era lo mío», cuenta el joven pacense.
Los Posada siguen escribiendo en el libro de la historia del toreo la magnífica estirpe de una gran dinastía torera.
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