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miércoles, 16 de marzo de 2022

20 DE MARZO: EL TOREO TIENE CITA EN MADRID

 Por Santi Ortiz

Una vez traspasado el día de San José, humeantes aún las últimas fallas y removida todavía, de lidia y tauromaquia, la arena del coso de la calle Xátiva, la brújula del toreo pondrá rumbo a Madrid. El campo, lo que ahora denominan “mundo rural”, se propone invadir con la fuerza de la razón el territorio urbano de la capital harto ya de tanto abandono, de tanta incomprensión, de tanta ignorancia, de tanto maltrato, de tanta miopía por parte de los politicastros que se ponen medallas de medio ambiente, de ecologismo, de bienestar animal, parcelas en las que medran, destruyendo de paso una España agrícola y ganadera, que respira campo, como ellos asfalto; que defiende los ecosistemas, donde ellos el mascotismo animalista; que sostienen la ganadería extensiva, donde ellos la inmunidad del lobo; que producen, día a día, el alimento que consumimos, teniendo que sortear las múltiples zancadillas que le tienden esa lacra posmoderna y burguesita, con importante cuota de responsabilidad en el hundimiento del sector agropecuario, pero amante de lo campestre para ir de picnic o echar un ratito en el fin de semana a fin de oxigenar sus podridos pulmones.



El domingo, 20 de marzo, un orfeón de voces reivindicativas rasgará los aires de Madrid en una polifonía de demandas que quieren poner coto a los agravios. Cazadores, ganaderos, agricultores, granjeros, labradores, manijeros, aparceros, campesinos, aperadores, ingenieros agrónomos, veterinarios, monteros, ojeadores, mayorales, vaqueros, pastores, cooperativistas, jornaleros, regantes, toreros, empresarios, mozos de espada, alumnos y profesores de escuelas taurinas, aficionados prácticos, todos a una, agavillados en defensa de lo que es de todos, clamarán por una alternativa que salve del naufragio a un mundo que viene ocupando el 84% del territorio español; por un remedio que libre de la extinción unas costumbres y un modo de vida, víctimas de una política urbanita desertizadora de los pueblos de España y que amenaza con destruir nuestra civilización.

El campo, abandonado, postergado, escarnecido, atacado, con incursiones especulativas que contribuyen al despoblamiento del medio rural –hasta sin pájaros se está quedando–, al que se le priva cada vez más de servicios públicos y privados; con una subida desorbitada de los costes de producción –se disparan al alza los precios de los fertilizantes, el gasóleo, la energía, los plásticos, el cartón de embalaje, las semillas, el agua y el pienso para el ganado–; con una legislación ambiental divorciada de lo social; con una ley de bienestar animal que pretende tratar con el mismo rasero los animales auxiliares y de producción que las mascotas; con una política de aguas que a nadie satisface porque no hace sino enquistar problemas endémicos; con una crisis de suministros que lo asfixia, quiere hacerse oír, gritar su desesperación, marcar a fuego en la conciencia de gobernantes y ciudadanos que miles de explotaciones agropecuarias están al borde de la desaparición; que ni la ganadería ni la agricultura parecen disponer de futuro, entre otras razones porque no hay relevo generacional, ya que la juventud carece de incentivos para incorporarse al sector agrario o ganadero; que aumentan cada día los pueblos fantasmas, porque la España rural se vacía de gentes que tiran la toalla cansadas de estrellar su impotencia contra un valladar de muros infranqueables.


Ahí estarán todos:
“Juntos por el campo”, como reza su eslogan: los del tractor; los de la trilladora, cosechadora o sembradora; los del motocultor, la desbrozadora o segadora; los de la yunta de bueyes, los de canana y escopeta, los de rienda y garrocha, los desbravadores de monta y picadero, los de honda y rebaño, los del invernadero, los del saneamiento y las curas, los del azadón, los de las manos encalladas, los que miran al cielo esperando o temiendo la lluvia. Y con ellos, los de espada y muleta, los de las banderillas, los seleccionadores de bravura, los del fundón de estoques. Porque el toreo en su mayor parte es campo, es dehesa, es placita de tienta, es el escenario de operaciones de entrenamiento torero y selección ganadera, es el arte antiguo de la crianza y manejo del toro de lidia, la sabiduría ecuestre de una tradición de siglos.

Por eso y porque se reconoce como damnificado de esta situación insostenible, agravada aún más por la pandemia, el toreo estará también en la Puerta de Alcalá, a las once de la mañana del próximo domingo, dispuesto a unir su latido al del resto de agraviados. Todas las asociaciones del sector taurino se han sumado a esta manifestación que pretende acabar con la sordera del Gobierno central y las distintas administraciones. La España agrícola, la España ganadera, la España Taurina, la España cazadora, cualquiera de las Españas que hunda sus manos en el mundo rural, marcharán codo con codo por la plaza de la Señá Cibeles, seguirán Castellana adelante, hasta llegar frente a ese ministerio de rimbombante título –Transición Ecológica y Reto Demográfico–, dirigido con artera mano por una especialista en cambio climático: Teresa Ribera, martillo de cazadores, ganaderos y agricultores, casquivana inmunizadora del lobo, responsable en su política “progresista” de contribuir al hundimiento del sector ganadero y del proceso de abandono que están experimentando muchos pueblos y servil marioneta de la troika europea, de las empresas eléctricas que nos arruinan impunemente ante su inoperancia y de la Europa verde y antisocial, que sigue sin enterarse de que el peor desastre ecológico del medio rural es la despoblación.


La voz del campo, de la caza, del toreo, de los pueblos vaciados, debe tronar justicia el domingo en la capital de España para denunciar públicamente el crimen a que están sometidos. Y para que esa voz ruja como un temible mar embravecido, ¡¡todos a Madrid!! Aunque sólo sea por una razón muy simple, que afecta incluso a los aparentemente no implicados: sin campo no hay comida. Y eso es así por mucho que le pese al fanatismo vegano, al nuevo reyezuelo del capitalismo, Bill Gates, y a su sintética carne vegetal de laboratorio. Recuérdalo.

El 20 de marzo tienes que sumarte a la manifestación de Madrid, y si no puedes, por favor, difunde este escrito entre tus contactos. El mundo rural y yo te lo agradeceremos.

Rectificación de última hora: el inicio de la manifestación ya no es en la Puerta de Alcalá,  sino que se cambia a la plaza Emperador Carlos V, frente al Ministerio de Agricultura.

1 comentario:

Coronel Chingon dijo...

Con la tralla que le pegas en tu artículo al Gobierno yo creo que todavía te quedas corto, ayer lei en un periodico que podiamos prescindir del trigo, maiz y girasol de Ucrania reponiendo esos cultivos casi desaparecidos en Andalucia, Castilla Leon y Castilla la Mancha, pero... hay que pedir permiso a Bruselas que todo estos años ha estado subvencionando la desaparición de estos cultivos. Cuando pienso que el Gobierno es capaz de provocar una hambruna por su falta de cojones ante Bruselas y quedarse tan tranquilo se que una manifestación más no le preocupa.
Un abrazo y enhorabuena.