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martes, 10 de mayo de 2022

RECUENTO FERIAL

 Por Santi Ortiz


Cayó el telón. La abrileña feria del reencuentro se nos ha ido por el sumidero del pasado. Archiva la memoria los pasajes buenos, malos y regulares, que de todo ha habido. Llega la hora de los jurados y los premios. Ajeno a los unos y a los otros –escribo sin saber ni quienes han ganado ni quienes no–, no me resisto a dar mi valoración particular sobre los aspectos más notables del ciclo sevillano, comenzando por uno de los dos protagonistas estelares de la corrida: el toro. Animal que trataré a nivel individual porque si hubiera que dar un galardón a la mejor corrida, desde mi punto de vista quedaría desierto.

Sin embargo, se han lidiado varios toros notables, de esos que dan lustre y prestigio a la divisa que lucen sus morrillos. Aunque pueden señalarse más, yo me he quedado con siete –seis y el sobrero– que compondrían una corrida ideal. De ellos, hay dos que destacaría por encima del resto: “Chismoso”, de Santiago Domecq, lidiado en tercer lugar en la primera de feria por Alfonso Cadaval, que le cortaría una oreja sin acabar de aprovechar del todo su largo viaje y su templada y humillada forma de meter la cara, y “Ballestero”, el sobrero de Garcigrande, que saltaría en cuarto lugar en la penúltima del serial para que Morante de la Puebla lo desorejara, creando muleta en mano su obra maestra de esta feria. Toro que atesoró como principales virtudes la humillación y la transmisión dimanada de su codiciosa e incansable embestida. Sus defectos fueron escarbar a veces y su pobre pelea en varas.

Si este último toro tuvo pólvora en sus arrancadas, dinamita llevaba en las suyas “Zafia”, el jandilla al que en la tercera de feria cortó una oreja un descafeinado en conjunto Manzanares; un toro bravo, de embestida vibrante y entregada, incómoda por su cabeceo y colaboradora por lo mucho que transmitió al tendido. Sobresaliendo por su nobleza y clase, hemos de consignar a “Comilón”, de Núñez del Cuvillo, que unió a estas virtudes su largo recorrido y al que Roca Rey cuajó una excepcional faena que le valió las dos orejas de la res; a “Jaceno”, de Victoriano del Río, con el que Tomás Rufo abrió la Puerta del Príncipe, y a “Pobrecito”, de Victorino Martín, con el que obtuvo Ferrera el único trofeo del mano a mano con el único torero herido en el ciclo: Miguel Ángel Perera. Cierra el elenco, “Ofiverde”, de Domingo Hernández, otro ejemplar bueno y noble para el torero por ambos pitones y al que cortaría El Juli las dos orejas que le llevarían a cruzar por sexta vez la Puerta del Príncipe.

Del toro al torero, pero antes de hablar de nombres, analicemos los momentos estelares del toreo con capote y muleta y la suerte suprema. Iniciemos recuento con el toreo de capa, del cual, pese a contar con el concurso de grandes veroniqueadores como Morante, Juan Ortega, Urdiales, etc., sin asomo de duda me quedo con las que Tomás Rufo enjaretó a “Jaceno”. En ellas, logró el milagro de mecer y anestesiar el tiempo como sólo muy escasos toreros han logrado en la historia. Las verónicas de Rufo situaron el prodigio del temple belmontino en la más rabiosa actualidad.

Para mejor faena, dudo entre cuatro: la de Morante a “Ballestero”, tal vez la más artística y vibrante por el carbón que traía el toro en su embestida; la de Roca Rey a “Comilón”, con un toreo pleno de temple, mando y ligazón; la de Rufo a “Jaceno”, que contuvo el toreo más templario de la Feria, y la de El Juli a “Etrusco”, por el grado de magisterio y poderío que exhibió en ella el diestro madrileño: exposición magistral de un maestro consagrado del toreo.

Sin embargo, para la mejor estocada y a pesar de que hay varias que cuentan para el premio, no tengo dudas. La de Tomás Rufo a “Entrenador”, su toro primero, fue para mí la mejor por ejecución –se tiró encima en corto y por derecho jugando a la perfección la mano zurda–, colocación –en todo el hoyo de las agujas– y letalidad, ya que el toro tardó en caer patas arriba menos de doce segundos.

En cuanto a ponerle nombre al triunfador de la Feria, es asunto más peliagudo y depende del punto de vista con que se enfoque la cuestión. Por ejemplo, si atendemos a la relación entre orejas cortadas y astados toreados saldría ganador Rufo que cortó tres en dos toros, seguido de Daniel Luque (3 en 4) y El Juli (4 en 6). Si por el contrario, atendemos a las cuatro Puertas del Príncipe del toreo a pie –metiendo también la que el presidente robó a Roca Rey y al público soberano, tan buena o más que algunas de las concedidas–, al premio optarían, por orden cronológico, Daniel Luque, Tomás Rufo, El Juli y Roca Rey. Empero, la aritmetización del toreo extravía por el camino matices y aspectos que se revelan fundamentales a la hora de distinguir luces y sombras y decantarse por un vencedor. Sinceramente, yo no me atrevo a hacerlo sin dejarme llevar por la subjetividad de los gustos. Mirando exclusivamente al futuro, con ojos de niño, con sueños inocentes que buscan más allá del próximo horizonte una promesa a la que agarrarse, yo votaría por Rufo. Sin embargo, al momento me asalta la duda de si una sola corrida –tarde de toros a favor y meteorología en contra– es suficiente para despojar del galardón a otros que tuvieron que luchar con más alternativas examinándose más veces ante la cátedra. Y no me decido, aunque hay que reconocer que Julián López, El Juli, ha echado una feria de categoría mostrando casi todas sus tardes la sonrisa de la satisfacción de sentirse maestro del toreo. Con toreros con esa capacidad de magisterio, de dominio, de técnica, también crece el esplendor de este arte único llamado tauromaquia. Y eso siempre es digno de premio. Ahora quedará lo mucho o lo poco que los jurados sevillanos se hayan mirado el ombligo. Yo ni pincho ni corto, expreso lo que siento y me parece la mejor forma de ser honesto con mis lectores, así que aquí lo dejo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo Sr. Ortiz.Rufo debutó y triunfo.Creo q es algo histórico, mi memoria me dice q solo hay un antecedente q fue Vicente Barrera. Gran artículo. Gracias por compartir sus conocimientos

Coronel Chingon dijo...


Excelente el artículo que da Catedra de conocimiento taurino. Enhorabuena y gracias por compartirlo