
Este es el perfil del aficionado más abundante en las plazas de toros. Nada que ver con ese cliché de caspa, incultura y senectud que los antis han tratado de vender como argumento fundamental para una supuesta decadencia (y consecuente necesidad de eliminación) de la fiesta.

Según este estudio (que puede consultarse aquí: http://www.mcu.es/estadisticas/MC/EHC/2010/Presentacion.html ), un 8,5% de la población española ha asistido al menos una vez al año a un festejo taurino.
Puede que para los antis no sea mucho, pero depende de con qué se compare: a conciertos de música clásica solo asistió un 7,7% de la población, un 6,1% a espectáculos de ballet y danza, solo un 2,6% de la población a la ópera y un paupérrimo 1,6% a la zarzuela.
¿Deberían, por tanto, eliminarse estos espectáculos (y sus correspondientes subvenciones) a tenor de la escasa afluencia de público a ellos?
En cuanto al descenso en el número de espectadores en festejos taurinos, si se compara la encuesta 2010-2011 con encuestas anteriores se ve de forma clara que este descenso no se produce solo en los toros, sino también en los centros culturales, conciertos de música clásica, parques acuáticos o parques de atracciones (que a efectos de este estudio también se consideran cultura). ¿Se debe este descenso a un desinterés de la población por estas formas de ocio o más bien a una crisis que deja los bolsillos secos?

Ah, y un último dato, si no para tapar bocas, sí para desmontar mentiras: en Cataluña, de 2002 a 2010 se incrementó un 65% la gente que fue al menos una vez al año a los toros. Y eso que allí la fiesta estaba muerta. O eso nos dijeron.
Por NOELIA JIMÉNEZ
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