
Pero cuando lo haces, te vuelves tan culpable como todos aquellos que viven del toreo y lo destruyen, e incluso más culpable, porque estás pagando para contribuir a destruirlo. Muy bien, ¿pero qué es lo que tienes que hacer? ¿Debes permanecer al margen? Es una posibilidad, pero sería como tirar piedras a tu propio tejado. Mientras la fiesta te siga gustando, tienes derecho a acudir a verla.
Puedes protestar, puedes hablar, puedes convencer a los otros de lo idiotas que son, pero son manifestaciones completamente inútiles, por más que las protestas resulten necesarias cuando estás en la plaza. Sin embargo, hay una cosa que sí puedes hacer, y es saber lo que es bueno y lo que es malo, apreciar lo nuevo, pero no permitir que nada confunda tus criterios.
Puedes continuar asistiendo a las corridas, aunque sean malas, pero no aplaudir jamás lo que no sea bueno. Como espectador, debes mostrar tu aprecio por una actuación buena y valiosa aunque no haya sido brillante. Debes valorar la lidia ajustada y la muerte cabal de un toro con el que es imposible lucirse. Un torero no será mejor que su publico por mucho tiempo. Si éste prefiere los artificios a la sinceridad, en poco tiempo el diestro sólo utilizará artificios.
Para que surja un buen torero y siga siendo honrado y sincero y no se sirva de trucos ni mistificaciones debe existir un núcleo de espectadores para quienes lidiar cuando aparezca.

Ernest Hemingway
Publicado por Vazqueño ( DOMINGUILLOS )
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