Hace unos días, nuestro compañero Luis Nieto le hacía una sabrosa entrevista al maestro Curro Romero, que interrogado acerca de cuáles eran sus toreros preferidos, respondía textualmente esto:
 “Hay un torero en La Puebla que se llama Morante y que tiene lo que Dios da. Y a mí hay uno que me gusta muchísimo, Diego Urdiales, que también tiene mucho arte”. 
Desde esta revista hemos defendido una manera de torear que no es la única, pero sí la que entendemos más valiosa. Y por ello hemos recibido críticas, desprecios y hasta burlas de supuestos entendidos en la materia. Pero como sobre gustos no hay nada escrito, hasta Curro Romero (por lo visto, otro indocumentado)  está en la misma línea que nosotros.
 Al hilo de ello reproducimos, con imagen incluida, el editorial del último número de Cuadernos de Tauromaquia, publicado a finales del mes de  julio de este año. Un editorial cuyo título es el mismo que el de esta entrada: “¿QUÉ ES TOREAR?
”http://www.cuadernostm.com/


Aquellas pugnas milenarias entre el toro y el hombre evolucionaron en la Península Ibérica hasta lo que hoy conocemos como Arte del Toreo. Y aunque éste se regló a partir del siglo XVIII con la elaboración de distintas tauromaquias, siempre fue un arte vivo, en permanente evolución y que se ramificó en estilos. El Arte del Toreo es un apasionante camino sin fin pero también, por desgracia, una cosa irreconocible para los públicos; ignorada por los taurinos; y ajena, en la mayoría de las ocasiones, a la prensa supuestamente especializada. Ya apenas se habla de toros, ni siquiera dentro del mundillo: unos porque no saben, otros porque no les importa, y la mayoría, por ambas cosas.
Pero si usted forma parte de esa extraña secta que aún se apasiona con los infinitos matices que tiene este misterio llamado Arte del Toreo, en Cuadernos de Tauromaquia quizá tenga un buen aliado. Salimos en nuestro número 23 con dos reportajes históricos soberbios: el del genio gitano Cagancho; y el de la Edad de Oro del toreo mexicano, una deslumbrante síntesis, por cierto, de estilos, palos, personalidades y cantes del Toreo.
Regresando al presente, nos acercamos 24 horas a Alejandro Talavante, ese grandísimo torero; y merece nuestra portada, con todas las de la ley, Miguel Ángel Perera, que se encumbró como rey de la Fiesta en el último San Isidro gracias a cinco orejas, dos salidas en hombros y, sobre todo, a una memorable faena de muleta en la que demostró lo que antes defendíamos: que la evolución del toreo no tiene fin, tampoco en los casos particulares de cada artista.
Y como hablamos del Arte del Toreo atendamos, por último, a la imagen que ilustra nuestro editorial. Pertenece a Miguel Pérez-Aradros y los protagonistas son Diego Urdiales y un toro de Adolfo Martín en Las Ventas durante el último San Isidro. Sin embargo nos parece irrelevante conocer el quién, el dónde y el cuándo. Semejante obra de arte sólo ha de responder a la gran e inevitable pregunta: ¿Qué es torear?