La noticia taurina del mes de septiembre:. Simón Casas y Nautalia obtienen la concesión de la Plaza de las Ventas.
Quisiera otorgar mi voto de confianza a los nuevos aires que parece va a dar la nueva empresa adjudicataria porque, personalmente, creo que cambio era necesario en Madrid.
Lo digo así porque siento interiormente que la sociedad madrileña cada vez se ha alejado más de su plaza, con la paradoja de que es la primera plaza del mundo taurino. El aficionado y el espectador en esta sociedad moderna, se ha acostumbrado a los cada vez más populistas medios de comunicación, en cuanto a ocio y cultura se refieren.
Esos medios que enaltecen lo "fácil", esos que son capaces de suplir sus páginas y espacios dedicados a la cultura, (entre ella se encuentra la Tauromaquia), por programas y páginas estériles donde casi todo lo representado es a través de efectos que hacen parecer cualquier acción o noticia banal, como imprescindible y culta.

Queda mucho trabajo por hacer y llevar de nuevo la Fiesta de los toros al espacio donde nunca debió de abandonar.
Ese es mi voto de confianza, el de intentar devolver a ese sitio un arte milenario cuya transformación ha sido la más radical, por culta y silenciosa, de todos y cuantos nos han rodeado.
¡Ojo!, yo no quiero que la Tauromaquia se renueve para perder su sentido y su naturaleza primigenia, nada más lejos. El cambio que pido es: promoción y comunicación acorde a la era de la imagen en la que estamos inmersos.

Ese voto de confianza hacia la nueva empresa no está exento de exigencia por mi parte. Exigencia en el ganado.
Exijo que se busque un toro y un novillo acorde con la categoría de la Plaza de Madrid, con un trapío que morfológicamente se adecúe a cada encaste, con remate, musculatura e integridad en las astas sin ningún atisbo de duda. Exigencia en la pluralidad de encastes.
Exigencia en la programación de carteles y combinaciones. Exigencia al respeto tanto al aficionado riguroso, como al público más tolerante...

Espero que Simón Casas no se haya equivocado al convertir su anhelo en realidad, que ponga todo su empeño e ingenio por volver a hacer de Madrid la Capital de la Tauromaquia, y que los interrogantes, que ahora lógicamente todos nos hacemos, se conviertan en confianza tras una gestión eficaz, tolerante y donde todos los gustos y emociones posibles tengan cabida en la Plaza de Madrid.
¡Suerte! (y por favor, ¡al Toro!)
ellibrodelarte
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