Baza mayor quita baza menor. La movida secesionista catalana lo absorbe todo.
No hay sitio para otros estados emocionales en estos momentos en España. De eso, de la locura en la que se han instalado los políticos -principalmente catalanes- y de cómo se las gastan, de sus consecuencias, sabemos bastante los aficionados y es para estar si no acojonados sí acongojados. Semejante despropósito lo experimentamos con anterioridad en carne propia, en nuestros sentimientos y en nuestros derechos conculcados.

El procedimiento, le llaman procés, no varía mucho, hay paralelismos que lo demuestran. Los pasos fueron los mismos, los personajes también.

Aquella partida la ganaron si no en los tribunales sí en la realidad, al menos por ahora, así que hay que andar alerta. Por todo ello entiendo que hablar de toros en estos momentos, cuando hay tanto en juego, exige un esfuerzo de abstracción especial, pero quede claro que los toros fueron primero, experimentaron con ellos, fueron el símbolo con el que se ensañaron, se adiestraron y se animaron.
Una vez más la Tauromaquia y su gente han sido parte muy directa del devenir de España.
Por José Luis Benlloch
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