Buscar este blog

martes, 16 de febrero de 2021

El origen de «Suspiros de España»

 


Sus notas han envuelto faenas de cante grande por toda piel de toro, como la última tarde de Morante de la Puebla en Córdoba el día de la Hispanidad. «Suspiros de España» es para muchos el pasodoble más grande y emotivo de todos los pasodobles.

Compuesto por el maestro Antonio Álvarez Alonso mientras amenizaba las tertulias nocturnas de un café de Cartagena en la primavera de 1902, su nacimiento fue así de curioso, según se relata en el libro «La copla y los toros», de Manuel Román: «En uno de los obligados descansos, el maestro, que era también compositor aunque de obra poco conocida, se reunió unos minutos para departir con una peña de amigos. Se suscitó una animada discusión sobre si Álvarez Alonso sería capaz de componer una pieza en pocos minutos. La apuesta fue aceptada por el músico, quien únicamente insistió que le precisaran qué clase de pieza demandaban, para no recurrir a alguna que ya estuviera creada. No hubo engaño en ese sentido y como quiera que los contertulios le solicitaron un pasodoble, el maestro se retiró a un rincón y al cabo de menos de una hora, por sorprendente que parezca, dio fin cumplido a su obra. Que estrenaría en esa velada, entre el estupor de sus paisanos, quienes noblemente le premiaron con sonadas ovaciones».

La confitería y el bautismo

Después de aquel improvisado estreno -habría uno «oficial» por la Infantería de Marina- y mientras se encaminaban a sus casas, aquellos que habían presenciado el nacimiento de este popularísimo pasodoble insistieron en que había que bautizar la pieza. Así llegó la inspiración: «Detúvose la comitiva -cuenta Román-, a instancias del maestro, ante el escaparate de una conocida confitería, que exhibía unos dulces muy apreciados en el área levantina, y tras observarlos, el compositor se dirigió al grupo: «¡Ya lo tengo! El pasodoble se llamará "Suspiros de España". Estaba clara la alusión: al nombre del pastel y al del café cartagenero».


Dos décadas más tarde, en 1925, se grabaría por primera vez. La voz: de Conchita Supervía, mezzosoprano lírica catalana. El compositor José Antonio Álvarez Cantos, sobrino del creador de Martos, le había puesto la letra. El inicio rezaba así: "Español es mi querer./ Suspiro por mi España/ desde el amanecer./ Resplandor de sangre y sol./ Orgullo de mi España,/ patria, patria...» Después, según se explica en el mencionado libro, se modificaría la letra, grabada por Lolita Sevilla, aunque no la partitura: «Siento en mí triste emoción./ Me voy sufriendo lejos de ti/ y se desgarra mi corazón...»

«Suspiros de España» pondría también el título a la película de 1939 protagonizada por Estrellita Castro. «Quiso Dios con su poder/ fundir cuatro rayitos de sol/ y hacer con ellos una mujer./ Y al cumplir su voluntad/ en un jardín de España nací/ como la flor en el rosal./ Tierra gloriosa de mi querer/ tierra bendita de perfume y pasión./ España, en toda flor a tus pies/ suspira un corazón...»

A Álvarez Alonso no le sonaron los tres avisos mientras creaba su «faena»: ni una hora cuentan que tardó en la invención de una composición magistral. Un señor pasodoble.

No hay comentarios: