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viernes, 19 de marzo de 2021

TENDIDO CERO

 


Tendido Cero mostrará un resumen de los festejos de la Gira de reconstrucción celebrados en Ubrique, con el triunfo de Pablo Aguado y David de Miranda, con toros de Jandilla y Cuvillo. Se hará eco de la presentación del cartel de la reaparición de Rafaelillo y el debut de la divisa de Victorino, en Jaén.

Ofrecerá un reportaje con uno de los ausentes de los carteles de Sevilla, el rejoneador Diego Ventura. Analizará cómo repercute la ausencia de festejos populares en localidades levantinas con acusada tradición taurina. Hará un recorrido por algunos rincones taurinos de Sevilla, de la mano del poeta José León. Y recordará un festejo de la feria de la Magdalena del 67, con el triunfo de Antoñete, Diego Puerta y El Cordobés, gracias al archivo de TVE





Día 5 de marzo  de 1967.     6 Toros de Pío Tabernero de Vilvis para ANTOÑETE, DIEGO PUERTA Y EL CORDOBES

           
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Castellón, tercera de su feria de la Magdalena, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 5-3-67
 
Cartel de no hay billetes. Expectación extraordinaria. Antoñete, Diego Puerta y El Cordobés, que vuelve a pisar los ruedos tras su fugaz retirada. Fiesta grande en la región levantina. Pasión inusitada en los tendidos, repletos desde mucho antes de que diese comienzo el festejo. Los toros son de la prestigiosa vacada salmantina de Pío Tabernero de Vilvis y no tienen otro defecto que la flojedad, pero sin ofrecer mayores dificultades para los artistas actuantes. Hubo el caso insólito de que al sexto toro lo retirasen a los corrales tras haber sido picado y banderilleado,, pues al segundo muletazo que le propinó el de Palma del Río, rodó por los suelos. El sobrero, de Osborne, cumplió, pero al final del trasteo se mostró un tanto quedadote. 
 
Antonio Chenel, “Antoñete” ha tenido una espléndida actuación en sus dos enemigos. El primero de su lote, que cumplió con los montados, llegó al trance final flojo de remos pero el madrileño, llevando la muleta a media altura, le instrumentó una torera faena de la que destacaron unos pases sobre la mano diestra que arrancaron la música y ovaciones. Muy torero y centrado se mostró Antonio, que estuvo en plan de torero artista. Mata de dos pinchazos y media estocada y hubo triunfal vuelta para el maestro. 
 
Pero donde Antoñete alcanzó un triunfo extraordinario fue en el cuarto de la tarde, al que toreó muy bien a la verónica y le realizó una magnífica labor muletera. El toro, que peleó con poca codicia con los jacos, tenía querencia hacia los adentros y allí le supo buscar Antonio para realizarle una faena grandiosa de fondo y de forma. Una labor muletera en la que templó y mandó de forma colosal haciendo crujir los tendidos ante la grandiosidad de su toreo sobre la diestra y al natural. Faena de pases largos, hondos y sentidos en la que Antoñete se deleitó con su propio arte haciendo que el público se le entregase sin reservas. Mató de pinchazo, estocada y descabello y paseó por el ruedo las dos orejas de su enemigo.
 
Cuando se quiera hablar de los artífices con el capote, habrá que apresurarse a mencionar a este torero sevillanísimo que responde con el nombre de Diego Puerta. Porque lo que ha llevado a cabo esta tarde con el capote en sus dos toros es para merecer que su nombre figure al lado de los mejores intérpretes del toreo de capa. Con los pies juntos, cargando la suerte, Diego ha bordado verónicas en las que la gracia del torero sevillano ha sido su mejor bandera. Verónicas de gracia alada, de olor y sabor sevillanísimo que han levantado al público de sus asientos. Y en los quites, insuperable en uno por chicuelinas de apreturas asustantes pero dadas con tan buen aire torero, que el arte emergía sobre la honda emoción que las apreturas producían. Las ovaciones han sido continuas y los oles atronadores. Toreo de capa de Diego Puerta, un piropo torero de sinigual armonía. 
 
El primero de Diego, tras cumplir con los montados, se vino abajo mediado el trasteo muletero. Pero hasta que eso ocurrió, el de San Bernardo toreó con esa gracia y esa arrogancia que le distingue. Toreó por alegrías, pero con pellizcos de emoción, de hondura de unos derechazos templados y largos y unos naturales plenos de gallardía. La música acompañó toda su labor y cuando mató de pinchazo, media y dos golpes de cruceta, paseó por el ruedo la oreja del de don Pío.
 
Ya tenía el triunfo en la mano. Ya había logrado emocionar a los aficionados por esos caminos de valor y arte que pisa con tanta frecuencia. Pero no es torero que se conforme con tales logros y se apretó a realizar una faena en la que la emoción y el mejor toreo caminaron estrechamente por el mismo sendero. Y el entusiasmo del público por el sevillano cuando Diego se complacía en torear superiormente por derechazos y naturales, algunos con cite de frente que remataba con forzados pases de pecho de cabeza a rabo. Y hubo también como remarte, unas pinceladas de la más florida escuela sevillana que acabaron por colmar el entusiasmo. Mató de pinchazo y una gran estocada y paseó por dos veces por el ruedo mostrando las dos orejas y el rabo de su enemigo, en tanto que de los tendidos bajaban oleadas de fervientes ovaciones. Sigue siendo “Diego Valor”, pero con más arte que nunca. 
 
No hay que decir que la expectación de la corrida estaba centrada antes y durante, en la persona de El Cordobés. El Cordobés se va. El Cordobés vuelve. Hay ganas de ver qué es lo que de verdad hay de todo ello. Lo que hay de sincero en su ida y en su vuelta. Se fue por un mal sueño y ha vuelto para quitarle el sueño a muchos. Y para dárselo también a otros muchos. Y ha vuelto dispuesto, sin arriar en ningún momento su bandera de triunfo, invicta en centenares de combates. Ya está El Cordobés en los ruedos. Felicidades. Sus partidarios le aclaman. Sus detractores le atacan con saña. Pero él sigue su camino. Un camino que le lleva recto y seguro al corazón de las masas. 
 
Se decía que las plazas las llenaba El Cordobés con sus miles de partidarios, con el concurso involuntario de sus detractores. Sea como sea El Cordobés sigue en su puesto de privilegio, Un sitio que ha ganado con muchos esfuerzos, a fuerza de jugarse tarde tras tarde la vida.
Hoy en Castellón ha vuelto a triunfar como era de esperar. Sus enemigos podrán ponerle todos los peros que quieran, pero no pueden negar que la masa sigue con él, que le admira hasta la idolatría y que él sabe darle a su público y al aficionado todo cuanto es y cuanto representa en la fiesta de los toros. 
 
Y la ha formado buena. Una de esas actuaciones de auténtico alboroto en las que Manuel Benítez deja a las gentes frenéticas de entusiasmo. Con el capote ha escuchado fuertes oles en los lances de saludo y al quitar en apretadas chicuelinas. Y con la faena ha llevado a cabo dos trasteos del más puro corte cordobesista, en las que manolo ha pisado su terreno de angustia. Dos faenas en las que no ha dado un momento de reposo a la emoción y en las que ha toreado cuanto le ha venido en gana. Incansable en el exponer, ha muleteado sobre ambas manos, de pie y de rodillas y sus desplantes rabiosos han puesto al público en pie de guerra. Pero la verdad es esta: Media estocada y descabello y dos orejas con petición de rabo en su primero y pinchazo y estocada en el que cerró plaza con otras dos orejas. 
 
Todo sigue igual. El torero entregándose como siempre y el público entregado a su valor y personalidad. Al final del festejo los tres espadas fueron sacados en hombros.  
 
Y nada más. Hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.- 



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