Nacido en Los Ángeles en 1944, vio su primera corrida en Tijuana. En ella toreaba Pepe Ortiz y de él aprendió los fundamentos del toreo y con apenas quince años ya se anunciaba en las plazas mexicanas. En 1966 se presentó en La México y viajó a España donde , para sortear la prohibición a los mexicanos de torear cuando se rompió en convenio, se anunciaba como Luis Miguel Sandino y lo apoderó Manolo Lozano.  Un año después tomó la alternativa en Tijuana y en 1972 toreó varios festejos en España, pero una grave cornada en Vista Alegre le impidió la confirmación en Las Ventas.

Dejó los ruedos y se volcó en otras manifestaciones artísticas, con exposiciones pictóricas en distintos países y publicación de títulos como “Vestigios de sangre”, “El Tercio de Muerte” o “Figuras del siglo XX”. En 2014 y 2016, por encargo de la Comunidad de Madrid fue el autor del cartel anunciador de la Corrida de Beneficencia.

Pero- decíamos- al interés por la nueva obra de Ryan  se le suma la firma de José Tomás en el prólogo.

Hay un antecedente literario que lleva la firma de José Tomás. En 2013 se publicó “Diálogo con Navegante” y en el estaban además Luis Abril, Paco Aguado, Araceli Guillaume, Agustín Morales, Natala Radetich, Zabala de la Serna y François Zumbiehl.

En realidad no era un texto ad hoc del maestro para ese libro coral de reflexiones sobre el torero al que la cornada del toro Navegante en Aguascalientes le puso en la antesala de la muerte, de la que escapó en volandas de las manos de los médicos y la generosidad de las gentes, que dieron su sangre para reponer la que perdió por el boquete de la herida. El texto reproducía la intervención del propio José Tomás en el acto en que recogió el Premio Paquiro 2012.

El “Diálogo con Navegante” que leyó el torero y se reproduce en el libro del mismo título eran unas conversaciones entre toro y torero días después de despertar de la cornada que pudo ser fatídica, reflexiones en las que el torero asume el tributo de la sangre derramada, agradece a los toros lo que le habían dado y se crece en la lucha no solo para recuperarse “ y volver a sentiros cerca”.

Fue esa la ocasión. y así lo transcribe el libro, en que José Tomás sentenció: “vivir sin torear no es vivir”.

Desde entonces José Tomás ha seguido toreando (menos de lo que muchos deseamos y seguramente más de lo que algunos quisieran-  y , por tanto, viviendo.

Llega el libro de Robert Ryan y, en él, también la firma de José Tomás.

Será en Resurrección, no hay mejor fecha.