Fallas de Valencia: Una gran novillada de El Parralejo
Conchi Ríos, Fernando Adrián y Román, tres nombres para creer en el futuro
Toros: Plaza de Valencia. Cuarta corrida. Menos de media entrada. Novillos de EL PARRALEJO, bien presentados y que dieron un juego muy notable en la muleta. A los lidiados en tercero y cuarto lugar se les dió la vuelta al ruedo (3).
CONCHI RÍOS: de malva y oro. Pinchazo y estocada caída (palmas). Pinchazo y estocada. Un aviso (una oreja) (2). |
FERNANDO ADRIÁN: de verde manzana y oro. Dos pinchazos y estocada desprendida. Un aviso (vuelta). Bajonazo (vuelta) (1). |
ROMÁN: de rosa y oro. Estocada. Un aviso (una oreja). Estocada (vuelta) (2). |
Esta vez los jóvenes se han encargado de inyectar una buena dósis de esperanza y un ganadero que casi es desconocido ha suministrado el género para que también la bravura se hiciera presente en la tarde valenciana.
Sí, qué clase y qué movilidad en los novillos de El Parralejo y dósis de muy buen toreo de la mano de los jóvenes Conchi Ríos, Fernando Adrián y Román.
Una ganadería nueva y tres muchachos que empiezan nos garantizan pues un porvenir mucho menos negro de lo que algunos piensan.
Los novillos, de procedencia Jandilla/Fuente Ymbro, se emplearon en la muleta con una clase y una movilidad asombrosas, especialmente el tercero y el cuarto. Enfrente la muleta fiirme y templada de esa chica murciana llamada Conchi Ríos que tiene la enorme virtud de torear en los terrenos donde embisten los toros, dejando siempre el engaño en la cara de su enimigo para componer las series con ligazón y una gran unidad.
En el cuarto ejemplar nos sorprendió con un toreo hondo y de gran contenuido estético. Midió muy bien los tiempos y todo lo que hizo tenía criterio.
Vaya torera buena es esta chica.
El jóven Román salió a tope y se encontró con esa joya de novillo de nombre Vejado que humilló y embistió sin parar. Román lo sometió por bajo, templó de verdad y le imprimió cadencia a los muletazos. La faena tuvo vibración y conectó con enorme fuerza en los tendidos. En el sexto anduvo con más voluntad que temple ante un novillo muy áspero.
Fernando Adrián tiene un temple envidiable y anda con facilidad. Se le nota muy placeado, con sobrado sitio. Su primera faena tuvo unidad, alternando con buen criterio los naturales y los redondos. En el quinto anduvo más rutinario.
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