Una vez acabados los festejos de las Fallas de 2012, podemos comentar algunos aspectos de los mismos.
Aunque los empresarios digan que ha sido un éxito (ellos sabrán por qué) la presencia de público ha sido escasa. Con excepción del cartel de los mediáticos y el de las figuras del G10, los demás festejos podrían haber atraído a más personal. Incluso la corrida final del lunes festivo, con las presencia de la figura local Ponce, arropado por El Cid y Luque, no llegó, ni de lejos a una buena entrada. Todos tenemos que reflexionar. Estamos en tiempos de crisis, los toros son una actividad de ocio, lo que significa que si personal está cortito puede ser uno de los capítulos que recorte, y a la vista está.
La plaza de Valencia, como otras muchas (entre las que está la de Sevilla) ha perdido categoría. La lluvia de trofeos a los mediáticos y a los no mediáticos y la cantidad de puertas grandes sin fuerza, en una Feria que ha sido pobre a nivel artístico, lo dice todo.
Muy buena novillada de El Parralejo, con dos novillos de vuelta al ruedo. Toda ella se movió con clase y casta. Esto unido a su éxito en Castellón hace de estos novillos unos de los más esperados de la cabaña brava. Lástima que no vengan a Sevilla ni los veamos en Madrid.
El efecto Padilla ha supuesto que todos respetemos a un torero que en sus circunstancias ha dado un ejemplo de pundonor, de fe y de valor. Acostumbrado a lidiar con otro ganado y de otras maneras, torear los dulces que torean las figuras hace que Padilla esté como en un tentadero. Los toros 5 toros de Garcigrande (ya se sabe que cuando hay figuras hay peligro de baile de corrales) les vienen pequeños a este torero.
La corrida de Fuente Ymbro defraudó. El que no la quieran torear las figuras le ha puesto un cierto cartel de torista a este hierro, sólo por ser encastado que es lo que deberían ser todos, pero así esta esto. Muy bien Fandiño con dos faenas de mucho mérito y torería y con ganas de seguir subiendo en el escalafón. Junto con David Mora va a seguir dando mucho que hablar esta temporada.
En general hemos visto muy poca emoción con los hierros de Garcigrande, de Zalduendo y de la familia Capea que han toreado las figuras. En el ruedo tiene que haber grandeza y sensación de peligro para que podamos dar el mérito y la importancia que la lidia tiene. Estar cuidando los toros, midiendo el castigo, no atacarlos, ver faenas kilométricas, montones de avisos, etc., va en contra de lo que el aficionado quiere, y recuerden que el aficionado es lo más importante de la Fiesta.
Por Ignacio Sanchéz Mejias
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