Y las Fallas arrancan entre el ruido de la pólvora y el de la bronca que anda estos días enredando las relaciones dentro del toreo a cuenta del dichoso G10, los derechos de imagen, las transmisiones por televisión, la crítica situación de las finanzas taurinas y un rosario de enfrentamientos entre empresarios, apoderados y toreros. Menos mal que cuando sale el toro todo parece volver a la normalidad porque pone a cada cual en su sitio.
Y eso, exactamente, es lo que ocurrió ayer en Valencia gracias a la muy seria corrida de Adolfo Martín. Toros para medir, para calibrar, para valorar a quienes se pusieron delante. Una corrida muy desigual, en la que sobresalió el juego del tercero y del quinto, que humillaron de lo lindo aunque se apagaron pronto, como el resto.En todo caso hay que agradecer la bendita variedad de estos albaserradas que son tan distintos al resto. La bendita variedad del toro bravo.
Enfrente había a tres toreros de cuerpo entero, sin trampa ni ventajismos, que, cada uno a su manera, plantaron cara a la agresiva corrida de Adolfo. Y ahí tienen a José Calvo, un torero maltratado en su propia tierra, al que le niegan el pan y la sal, al que estrellan contra corridas imposibles, de contraestilo. Calvo tiene que hacer de tripas corazón en estas tardes de sangre y fuego para ganarse unos escualidos contratitos. Ayer se llevó el lote más bronco y deslucido.
El valenciano tuvo que estar muy firme ante la embestida alevosa de su primero que rebañaba de lo lindo. Y en el cuarto, que tuvo calidad por el pitón derecho cuajó unos muletazos tan escasos como hondos y ligados. Por el pitón izquierdo sufrió varias coladas de infarto y hasta un revolcón que le produjo un puntazo en el muslo derecho.
Javier Castaño sigue pisando a fondo el acelerador. Sorteó con firmeza el gazapeo malintencionado de su primero y se planto muy por delante en el quinto, un toro que tomó tres puyazos y que tuvoi calidad en la muleta. Tanta calidad como poca cuerda aunque a Castaño le sobró para armar una faena muy seria, de temple y unidad. Sobre la mano izquieda cuajó los mejores muletazos de la tarde. Quiso matar en la suerte de recibir y aunque la espada cayó contraria y abajo, cortó una oreja que es un buen reclamo para esta temporada
David Esteve es otro valenciano que a trancas y barrancasva abriéndose paso. Ayer salió por todas, muy decidido, muy entregado e hizo un toreo desmayado, muy sobrio y con una muy buena factura estética. Supo aprovechar la clase de ese tercer toro de Adolfo, que humillaba de lo lindo, para meterse a la gente en el bolsillo. La faena tuvo mucha entidad y mucha sustancia, tanta que cortó una oreja, pedida con fuerza. Sin embargo el sexto se paró muy pronto y Esteve no quiso hacer el papel de aburrido trabajador, cortando por lo sano. Se le agradece
Y eso, exactamente, es lo que ocurrió ayer en Valencia gracias a la muy seria corrida de Adolfo Martín. Toros para medir, para calibrar, para valorar a quienes se pusieron delante. Una corrida muy desigual, en la que sobresalió el juego del tercero y del quinto, que humillaron de lo lindo aunque se apagaron pronto, como el resto.En todo caso hay que agradecer la bendita variedad de estos albaserradas que son tan distintos al resto. La bendita variedad del toro bravo.
Enfrente había a tres toreros de cuerpo entero, sin trampa ni ventajismos, que, cada uno a su manera, plantaron cara a la agresiva corrida de Adolfo. Y ahí tienen a José Calvo, un torero maltratado en su propia tierra, al que le niegan el pan y la sal, al que estrellan contra corridas imposibles, de contraestilo. Calvo tiene que hacer de tripas corazón en estas tardes de sangre y fuego para ganarse unos escualidos contratitos. Ayer se llevó el lote más bronco y deslucido.
El valenciano tuvo que estar muy firme ante la embestida alevosa de su primero que rebañaba de lo lindo. Y en el cuarto, que tuvo calidad por el pitón derecho cuajó unos muletazos tan escasos como hondos y ligados. Por el pitón izquierdo sufrió varias coladas de infarto y hasta un revolcón que le produjo un puntazo en el muslo derecho.
Javier Castaño sigue pisando a fondo el acelerador. Sorteó con firmeza el gazapeo malintencionado de su primero y se planto muy por delante en el quinto, un toro que tomó tres puyazos y que tuvoi calidad en la muleta. Tanta calidad como poca cuerda aunque a Castaño le sobró para armar una faena muy seria, de temple y unidad. Sobre la mano izquieda cuajó los mejores muletazos de la tarde. Quiso matar en la suerte de recibir y aunque la espada cayó contraria y abajo, cortó una oreja que es un buen reclamo para esta temporada
David Esteve es otro valenciano que a trancas y barrancasva abriéndose paso. Ayer salió por todas, muy decidido, muy entregado e hizo un toreo desmayado, muy sobrio y con una muy buena factura estética. Supo aprovechar la clase de ese tercer toro de Adolfo, que humillaba de lo lindo, para meterse a la gente en el bolsillo. La faena tuvo mucha entidad y mucha sustancia, tanta que cortó una oreja, pedida con fuerza. Sin embargo el sexto se paró muy pronto y Esteve no quiso hacer el papel de aburrido trabajador, cortando por lo sano. Se le agradece
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