Cientos de ciudades y pueblos que tienen el toreo como una de sus tradiciones, miles de profesionales dedicados a cualquiera de los diferentes aspectos de este espectáculo, una oportunidad para muchos de aquí y un enorme acervo de memoria y afición: todo eso es América.
Desde hace algún tiempo, también, es una multitud de puntos de alarma que no podemos desatender. Venezuela, México, Perú, Ecuador,Colombia: en todos hay sirenas sonando, bien por el empuje de los antitaurinos, bien por dejadez política, casi siempre porque la iniciativa ha sido de otros y el sector se ha limitado a reaccionar. Seguro que eso nos suena.
De momento, es en México donde mejor se han hecho las cosas, con el trabajo para crear un frente institucional que resista los embates prohibicionistas. Se libra en sus pueblos, ciudades y estados una batalla fiera y trascendental que no conviene olvidar ni, por supuesto, abandonar. Ochenta años de tradición taurina son fácilmente desarbolados por un decreto cocinado en un mes. Poco más que su absurda voluntad le hizo falta a Gustavo Petro para cerrar la Santamaría y acabar con los toros en Bogotá. Ni siquiera una decisión del Alcalde hizo falta en Quito: el miedo por la presión de los violentos bastó para que Citotusa suspendiese la Feria en 2012. La plaza sigue cerrada. La inacción irresponsable o premeditada de las autoridades condena a la plaza de toros de Acho a la ruina, como no se cansa de repetir nuestro compañero Manuel González. La suspensión de la Feria del Sol de Mérida (Venezuela) es el último episodio de esta serie triste…
Pero la hemeroteca demuestra que las cosas pueden cambiar, si se trabaja en serio. Al fin y al cabo, los políticos pasan y las costumbres evolucionan. Si la tauromaquia es hoy Patrimonio Cultural de España es gracias al esfuerzo iniciado en Cataluña por la FET y continuado después en toda España, hasta llegar al Senado. Si los toros se adscriben por fin alMinisterio de Cultura es por la iniciativa de unos cuantos, apoyada por todos los demás. El trabajo intenso de los ‘taurinos’ franceses obliga, día sí y día también, a que los ‘antis’ muestren su verdadera cara: radicalidad y violencia. Estos son ejemplos de éxito, de iniciativas o reacciones que recurrieron al trabajo conjunto y a la claridad en los planteamientos. A lo mejor ni siquiera en estos casos se hizo todo bien, pero eso no hace sino añadir esperanza: qué no se podrá conseguir, cuando todos arrimemos el hombro y la mente en serio.
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