Pedro
Quintero “El Gallero”
Desde su más tierna infancia, la vida
del onubense Pedro Quintero Macías ha estado ligada al planeta taurino en el que goza de
una bien ganada reputación y cuyas opiniones son muy respetadas por sus
conocimientos y experiencias.
Desde niño, Pedro ha vivido el mundo
del toreo.
Sus primeros juegos, allá en la barriada de Viaplana, fue con su amigo Rafael
Carbonell, cuya trágica desaparición dejó un hueco muy importante en el corazón
del adolescente que, tras la muerte de su amigo, redobló su afición,
compartiéndola con otros jóvenes de la barriada como Manolo Puga o José
Conquero y con aquellos que frecuentaban la plaza de toros de Huelva hasta
donde Pedro se había acercado para vivir con más ahínco el mundo taurino
choquero.
La llama había prendido y Pedro
Quintero solo soñaba con ser torero, dedicándose las veinticuatro horas del día
a prepararse para ello, por lo que dejó sus estudios y su trabajo.
Horas y más horas de esfuerzos físicos, de entrenamientos, de toreo de salón, de búsqueda de oportunidades, etc. jalonaban su vida mientras aguardaba verse anunciado en un cartel.
Horas y más horas de esfuerzos físicos, de entrenamientos, de toreo de salón, de búsqueda de oportunidades, etc. jalonaban su vida mientras aguardaba verse anunciado en un cartel.
Como las oportunidades no llegaban,
Pedro decidió tirarse de espontáneo y analizó pormenorizadamente todos los
detalles. Y, sorprendiendo a todos, saltó al ruedo y se pasó, muy cerca y con
mucha decisión, al novillo en varias ocasiones entre los vítores de los
tendidos. La ovación que escuchó Pedro Quintero cuando era retirado del ruedo
por la Policía Nacional aún le resuena en sus oídos por justa y merecida.
Aquel esfuerzo tuvo su recompensa y,
unos días después, se vio anunciado en una novillada donde la fortuna, a la
hora de matar, no le acompañó y su buen quehacer tanto con el capote como con
la multa quedó en el olvido de los espectadores.
Pero Pedro no se amilanó y
siguió en su empeño de querer ser torero, actuando en casi todas las plazas de
nuestra provincia así como en algunas otras en las que se anunció bajo los
auspicios de su buen amigo Miguel Báez “Litri”, que se había convertido en su
protector y con quien trabaja en la película “El Litri y su sombra”.
A su regreso, su amigo Litri le
recomendó viajase hasta Salamanca donde coincidió, entre otros, con Manuel Cano
“El Pireo”, Manuel Álvarez “El Bala” y
Joaquín Camino, formando un cuarteto que llamó mucho la atención en las
fincas charras a las que iban a realizar las labores de tienta.
El tiempo pasaba y las oportunidades
soñadas no se materializaban, por lo que las ilusiones de Pedro Quintero se
fueron marchitando.
De vuelta a Huelva, actuó en algunos festejos pero no veía
la luz deseada por lo que, al surgirle un excelente contrato de trabajo en lo
que, más tarde, sería la Refinería de Petróleo, Pedro decidió dejar de torear
públicamente, aunque, en privado, lo hiciese en muchas ocasiones ante sus jefes
y compañeros de trabajo. Todavía tuvo una oportunidad más, en la feria de
Moguer, pero ya había decidido dejar la carrera de novillero
. Pero su afición era tan grande que,
llevado por la misma, llegó a actuar en algunos festejos como banderillero,
pero esta labor no le satisfizo y su carrera como tal fue bastante corta,
poniendo punto y final a una historia, larga en el tiempo y con muchas
satisfacciones pese a no haber alcanzado el éxito pretendido desde que surgiera
la afición taurina en su sangre.
Después, Pedro Quintero siempre ha
seguido ligado al mundo del toro.
Como comentarista radiofónico lleva varios años y ha pasado por diferentes programas y, en la actualidad, forma parte de la redacción del programa “El paseíllo” que, semanalmente, emite Hispanidad Radio y donde Pedro deja sus sabias opiniones así como sus conocimientos taurinos.
Como comentarista radiofónico lleva varios años y ha pasado por diferentes programas y, en la actualidad, forma parte de la redacción del programa “El paseíllo” que, semanalmente, emite Hispanidad Radio y donde Pedro deja sus sabias opiniones así como sus conocimientos taurinos.
Conversador afable, Pedro mantiene
largas tertulias donde, lógicamente, el toro es el tema principal de la
conversación porque sin el toro no podría vivir .
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