Una plaza de toros tan señera y una ciudad tan bonita como El Puerto, con tanta tradición, con ese ambiente, con ese entorno... Como bien dijo Joselito "Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros".
Y es cierto. El que ha visto toros en El Puerto sólo una vez, sabe de lo que hablo. Sin ser obviamente de las grandes ferias, allí se vive un ambiente inigualable en la temporada de verano con un sabor taurino exquisito, con público y aficionados de todas partes de España, que aprovechan su época vacacional para pasar unos días en el sur. 
Sin embargo, esta plaza no se ha estado librando estos años de la mala hierba que crece en el mundo del toro. Se ha ido deteriorando poco a poco perdiendo número de corridas y exigencias de todo tipo. La más notable la del toro, con líos de corrales y decadencia en su presentación. Como consecuencia, tendidos vacíos.Al margen de que el pliego sea o no sea imposible, lo cierto es que es lamentable la situación a la que se ha llegado en una plaza tan apetecible por todos.
Tras conocerse dicho pliego de condiciones, primero fueron las declaraciones de Casas, Cutiño, Maximino Pérez y otros empresarios, las que lo calificaban de inasumible.
Después Millán Alegre, Concejal Delegado de la Plaza de toros, replicó afirmando que lo que querían éstos era desanimar a otros empresarios. Tras esta guerra y pasado el tiempo, la plaza se ha quedado sola, dejada... ¿Culpa de quién? Del abandono de los taurinos. Seguimos recogiendo frutos de lo mal que se ha estado haciendo todo durante mucho tiempo, pero el mal trabajo no había relucido porque se encontraba tras el maquillaje de los años de bonanza económica.
Lo peor y alarmante de todo esto, no es el punto en el que estamos, es que seguimos igual. La forma de trabajar de los taurinos sigue siendo igual de mala.
Todos locos por encontrar una oportunidad para ver quién pega el bocado más grande.
Por David Zamora ( Pureza y Emoción )
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