Por Vicente
Parra Roldán
La presencia del joven novillero
extremeño, aunque con raíces onubenses, Posada de Maravillas ha hecho que el
recuerdo hacia su abuelo Juan Barranco Posada se haya acrecentado en los
últimos días.
Como homenaje al torero onubense, porque así fue considerado
siempre pese a haber nacido en Sevilla el 24 de septiembre de 1.931 pero muy
pronto se trasladó a vivir a Huelva,
donde aprendió sus primeras letras y donde fue creciendo su afición taurina
que, en los primeros momentos, estuvo muy vinculada a Miguel Báez “Litri”.
Juan había nacido en el seno de una
familia muy taurina por cuanto su padre, Juan Barranco Herrera, actuó como
novillero en diversas localidades de la provincia onubense y, muy joven, con
veinte años decidió retirarse y dedicarse a otros negocios, como el comercio.
Además, tres tíos carnales, hermanos de su madre, habían sido toreros. Faustino
murió a causa de las heridas sufridas por un novillo de Miura mientras que Curro
y Antonio Posada habían ganado fama entre sus partidarios y, tras algunos años
de alternativa, se retiraron entre la admiración de los aficionados.
Con este panorama, Juan creció y,
lógicamente, se inclinó por ser torero, haciendo sus pinitos en diversas
localidades de nuestra provincia hasta que el 16 de agosto de 1.947 se enfundó,
junto a Miguel Báez “Litri”, su primer traje de luces en la plaza de toros de
Valverde del Camino para lidiar erales de Gerardo Ortega. En esta ocasión, Juan
Posada paseó el anillo.
Pese a la gran amistad existente entre
ambos, y que se mantuvo hasta el fallecimiento de Juan, lógicamente, en
aquellas fechas, la afición taurina onubense se dividió entre “posadistas” y
“litristas”, por lo que, en numerosas ocasiones, eran contratados para actuar
juntos y, a veces, en mano a mano, para disfruta de sus seguidores, que
llenaban los cosos de nuestra provincia.
Sus triunfos le hacen actuar en
numerosos festejos, avanzando en su carrera taurina. Se presentó en Sevilla el
18 de septiembre de 1.949, cortando una oreja.
Y, en Madrid, lo hizo el 24 de
septiembre de 1.950, logrando otro trofeo. Pero su triunfo más importante en
Las Ventas y que aún es recordado se produjo en la tarde del 4 de octubre de
1.951 al torear por naturales a un novillo de Buendía cuajando una gran faena,
seguida de pie por el público que solicitó las dos orejas antes de que entrara
a matar, algo que no pudo hacer Juan Posada al resultar herido de gravedad en
los compases finales de la faena. Su cuadrilla paseó los trofeos mientras que
el diestro era asistido en la enfermería.
Este triunfo le posibilitó que el 14
de mayo de 1.952 recibiera, de manos de Agustín Parra “Parrita” y con el
testimonio de Miguel Báez “Litri”, la alternativa. Una semana después, con una
corrida de Galache, logró un éxito importantísimo al totalizar tres orejas que
le supusieron ser proclamado triunfador de la Feria de San Isidro, actuando,
además, en la Corrida de la Beneficencia y llevando a cabo una gran temporada.
Su primera actuación en Sevilla fue el 28 de
septiembre de 1.953, cortándole una oreja a un toro de Felipe Bartolomé. Al día
siguiente, un toro de Tomás Prieto de la Cal le produjo una gravísima cornada
que, a la postre, cortaría su trayectoria taurina. El animal le alcanzó en el muslo
izquierdo causándole una herida en la cara anterointerna, base interna del
triángulo de Scarpa, que interesó piel, tejido celular y aponeurosis, con tres
trayectorias: una hacia arriba y afuera, que alcanzó el arco crural,
con herida de los vasos subcutáneos abdominales; otra, de veinte centímetros de
profundidad, que, hiriendo el músculo vasto interno y sartorio, desgarró la
safena interna, al femoral profunda y gran vena del cuadriceps, dejando al
descubierto la arteria femoral y, cruzando por debajo del paquete, hirió el
recto anterior y vasto externo, alcanzando la cara interna, sin llegar a
perforarla. Había un tercer trayecto hacia debajo de diez centímetros de
profundidad entre los músculos vasto interno y sartorio. La herida produjo
abundante hemorragia y fuerte shock que obligó a continuas transfusiones de
sangre, siendo calificado su estado, tras la larguísima intervención realizada
por el doctor Leal castaño, como
gravísimo.
La larga convalecencia y las
consecuencias de esta cornada hicieron que paulatinamente Juan Posada fuera
apartándose de los principales festejos, por lo que pensó en la retirada a la
que llegaría con una curiosidad, la de no haber toreado como matador de toros
en su tierra, en Huelva, algo que se ha convertido en habitual para algunos
toreros de la tierra y ahí están los casos, por citar algunos, de Jesús de
Fariña y de José Doblado.
En 1.956 se retiró del toreo activo,
dedicándose a la actividad agrícola en tierras manchegas. numerosas
publicaciones y es autor de libros como El callejón del miedo, De Paquiro a
Paula en el rincón del Sur, En busca de la competencia, Belmonte, el sueño de
Joselito (que fue galardonado con el Premio Cossio), La fiesta del siglo XXI y
El Gaona, una historia de toreros.
Además, pronunció numerosas charlas y conferencias así como pregones, teniendo el honor de haber sido el primer pregonero de las Fiestas Colombinas en el año 1.984 con motivo de la reinauguración de la plaza de La Merced.
Además, pronunció numerosas charlas y conferencias así como pregones, teniendo el honor de haber sido el primer pregonero de las Fiestas Colombinas en el año 1.984 con motivo de la reinauguración de la plaza de La Merced.
Durante toda su vida, Juan Barranco
Posada estuvo muy vinculado a Huelva, ciudad que visitaba con frecuencia porque
le gustaba reunirse con sus amigos de la infancia. En su etapa profesional,
regaló un traje de luces a la Hermandad del Nazareno pata que se confeccionase
una saya para la Virgen de la Amargura, que la lució durante varios años y, en
la actualidad, se encuentra expuesta en el museo de la Hermandad. También, con
algunos amigos y compañeros de estudios, formó parte de los jóvenes que
fundaron la Hermandad de los Estudiantes. Asimismo, en nuestra ciudad contaba
con grandes amigos y su presencia, especialmente durante las Fiestas
Colombinas, eran muy celebradas y le permitían gozar de nuestra capital que,
pese a su desaparición, aún no ha sido capaz de reconocerle su trayectoria
profesional, con la dedicatoria de una calle o cualquier otro homenaje público
y popular como ha sucedido con otros toreros onubenses.
La dinastía Posada la continuó su hijo
Antonio, que alcanzó el doctorado pero que pronto decidió retirarse; años
después, su nieto Santiago Ambel Posada le dio algunas alegrías al despuntar
pero su carrera lleva algún tiempo estancada.
Y, en la actualidad, otro nieto,
que se anuncia en los carteles como Posada de Maravillas (en honor de su
madre), ha irrumpido con fuerzas en el panorama taurino y, tras dos excelentes
campañas como novillero, anuncia su alternativa para la próxima feria de Badajoz,
su tierra natal, aunque antes va a presentarse en la plaza de Huelva, en la
tierra de sus antepasados.
Posteriormente, volvió a vivir en
Madrid donde inició los estudios de Ciencias de la Información en la
Universidad Complutense y, a su conclusión, ejerció el periodismo taurino en
Radio Nacional de España donde dirigió el programa “Fiesta” así como en Diario
16 y, posteriormente y hasta su fallecimiento, en La Razón.
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