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jueves, 21 de febrero de 2013

José Tomás vuelve a Aguascalientes; la Fiesta necesita otra cosa

Sabido es que el 27 de abril José Tomás vuelve al ruedo de Aguascalientes (México),
 tres años y dos días despues del gravísimo percance en el que casi se le va la vida entre
 las manos.
 Este sí que será un "acontecimiento planetario", y no aquel otro que auguraba la ya
 desaparecida ministra.
 Ya hay quien hasta ha sacado los billetes de avión para no perderse esa corrida.
 Sin embargo, más allá de lo que encierra esa tarde y lo que ocurra en el ruedo hidrocálido,
 los intereses primarios y necesarios de la Fiesta discurren por otro senderos, a la espera
 de que llegue esa primera figura que se eche a sus espaldas todo el toreo moderno y sea
 el revulsivo capaz de sacarnos de ese cierto marasmo en el que hoy nos movemos.
Será un acontecimiento mundial, pero

Tres años y dos días después de aquella dramática cornada. En Aguascalientes, una plaza que dirige la multinacional mexicana que hoy apodera a Morante, el próximo 27 de abril.  Es la cita con el toreo que se ha programado José Tomás.  No se sabe a ciencia cierta ni quien le apodera, ni cuál será el cartel, ni mucho menos cuáles son sus planes para el año taurino. Pero ya hay quienes han reservando pasajes de avión para no perderse el acontecimiento. Sin duda, era un reto que el de Galapagar tenía pendiente consigo mismo, volver al lugar en el que casi pierde la vida.
En torno a estos elementos podría construirse una cierta odisea del héroe. Y probablemente la empresa sería la primera partidaria de que se hiciera, para alcanzar una cifra record de asistencia. Pero tengo para mí que, más allá de ese elemento a la postre sentimental, para José Tomás se trata, sencillamente, de un reencuentro con todos esos amigos que le salvaron la vida, algo casi para vivirlo en esa intimidad que tan imposible resulta en un ruedo y de la que tan celoso es el torero. Su épica se aleja con mucho de esta cierta hojarasca, construida más de nostalgias y de sentimientos. Lo suyo en el ruedo suele ser otra cosa, es otra cosa.
Pero sea cuales fueren sus deseos, la verdad es que la reaparición mexicana de José Tomás va a dar la vuelta al mundo. Y eso cuando nos acosan a diestro y siniestro es buena cosa, porque supone tanto como hacer presente al Arte del Toreo sin límites geográficos ni culturales. Constituye uno de esos revulsivos que tan necesarios son en la era de la globalización y de la comunicación al instante. Aunque sólo se tratara de eso, bienvenido sea el acontecimiento.
Y no por buscarle ni uno, ni dos, ni tres pies al gato, pero lo evidente es que Aguascalientes va a poner de manifiesto la necesidad imperiosa que hoy tiene la Fiesta de estos hechos singulares. Por eso, se echa más en falta que sus comparecencias en las plazas no sean algo discontinuo y extremadamente aleatorio. Por el interés de la Fiesta, por ese futuro ajeno ya a la crisis que la golpea, se necesita verle anunciado en los abonos que forman la columna vertebral del año taurino.
Cuando en una sola temporada y en una plaza con buen ambiente como Málaga la empresa ha perdido la friolera de 700.000 euros; cuando Sevilla tiene que reducir drásticamente, por la vía del sí o sí, algo tan único como su feria de abril; cuando el número de espectadores y de espectáculos desciende de año en año porque el dinero no da más de sí; cuando hasta las primeras figuras tienen que optar por actuar con cuentagotas antes de que la realidad les imponga una forzada ausencia y tengan que “malvender su mercancía”… Cuando todo eso ocurre se necesitan de alicientes de masas, de ofertas fuera de lo que hoy es usual, de acontecimientos, en fin, que marquen un camino distinto.
A nadie puede pedírsele que se echa a los espaldas semejante empeño. Como artista el torero, todo torero, tiene su propia idiosincrasia; como hombre y como profesional establece libremente cuáles son sus propios intereses. Pero todo eso no quita para que los aficionados echemos en falta en José Tomás ese arranque que siempre tuvieron las figuras de épocas para hacer suyos los valores generales de la Fiesta, incluso anteponiéndolos por encima de los propios. Y actuar en consecuencia, no ya por sentimientos casi mesiánicos, sino por pura responsabilidad con el propio Arte del Toreo y su futuro.
Hoy, para su fortuna, José Tomás no necesita de la Fiesta para nada personal. Ni tiene que salir de los linderos de la pobreza, ni necesita mayores reconocimientos de los que ya acapara. Pero la Fiesta si necesita de José Tomás, y hasta de su mitología, para que la andadura por estos tiempos de adversidades el camino se haga menos árido y más llevable. Se necesitan más ventisietes de abril  hidrocálidos, por usar una denominación mexicana, para alcanzar el futuro.
Pero todo eso, dicho quedó líneas arriba, sólo depende de su libre voluntad, por más que en todo ello ande en juego el propio lugar que José Tomás quiera ocupar en los anales permanentes de la Tauromaquia.
Por Antonio Petit Caro

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